Guadalajara, Jalisco

Después de recibir el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2025, Amin Maalouf sostuvo un encuentro breve con los medios, donde habló sobre los elementos que han marcado su trayectoria literaria. Durante la conversación explicó cómo el silencio, la música y su tránsito hacia el ensayo han determinado sus últimas décadas de trabajo.

Al referirse al silencio como parte fundamental de su escritura, Maalouf explicó que se trata de un recurso difícil de definir y, al mismo tiempo, cada vez más escaso.

Señaló que requiere un ambiente silencioso para poder trabajar y que ese tipo de calma resulta menos accesible debido al flujo constante de información y al peso de las redes sociales. Para él, preservar un espacio personal donde sea posible desconectarse y recuperar serenidad es indispensable para escribir.

El autor también habló de su relación con la música, un interés que, dijo, proviene de su entorno familiar. Recordó que su padre era crítico musical y que en casa era común que sus hermanas y su madre tocaran instrumentos.

Aunque él mismo intentó acercarse al piano en la infancia, relató que no logró avanzar lo suficiente. Con los años, encontraría una vía alternativa para vincularse con la música a través de la escritura de libretos.

Fotografía: Héctor Navarro

Comentó que, de cierta forma, este trabajo le permitió compensar el aprendizaje que no tuvo, sobre todo durante su colaboración con la compositora Kaija Saariaho, con quien desarrolló cuatro proyectos operísticos. Sobre esa etapa, expresó que fue un proceso de trabajo significativo y cercano.

En cuanto a la disminución de su producción de ficción, Maalouf explicó que el cambio responde al contexto actual y a sus propias necesidades intelectuales.

Dijo que durante mucho tiempo alternó entre novelas y ensayos, pero que, en la última década, la reflexión profunda sobre la realidad lo ha llevado a escribir más no ficción.

Afirmó que, ante un mundo cambiante y complejo, siente la necesidad de comprender lo que observa y expresarlo con exactitud, algo que encuentra con mayor claridad en el ensayo.

Añadió que, en la novela, algunas ideas se manifiestan a través de personajes, pero que no le interesa utilizarlos como portavoces. Por ello, señaló, en años recientes sus impulsos creativos han surgido más naturalmente hacia el ensayo, aunque no descarta que esto pueda modificarse más adelante.

Maalouf recordó también los momentos que definieron su vocación literaria.

Explicó que desde niño tuvo contacto con el mundo de la escritura debido al trabajo periodístico de su padre y que, con el tiempo, la ficción se convirtió en un territorio cercano a su forma de pensar, caracterizada por la imaginación constante.

• Sin embargo, identificó un punto preciso en el que decidió dedicarse plenamente a la literatura: mientras trabajaba en León el Africano, sintió una motivación particular al redactar ciertas páginas, lo que le hizo concluir que dedicaría su vida a las letras. Ese momento ocurrió alrededor de 1984, cuando tenía 35 años.

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