Guadalajara, Jalisco.

El escritor y periodista cubano Leonardo Padura presentó en la edición 39 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara su más reciente novela, Morir en la arena, un trabajo que reconstruye más de tres décadas de una generación marcada por la crisis en Cuba y atravesada por un caso real de parricidio.

Durante la charla, el autor abordó también la situación editorial en su país y las dificultades que enfrenta para que sus obras se publiquen allí.

Padura explicó que sus últimos cuatro libros no han circulado en la isla, pese al interés de los lectores. Afirmó que la explicación oficial suele ser la escasez de papel, aunque considera que hay factores adicionales. En una intervención extensa, señaló:

“No es que yo no puedo ser leído, lo que pasa es que soy raramente publicado y últimamente no publicado. Mis últimas cuatro novelas, me dicen siempre que falta papel. Y es verdad que falta papel. Pero creo que también falta voluntad de publicar lo que ocurre.

Entonces es que los cubanos hemos tenido que desarrollar infinitas estrategias de supervivencia. Hemos tenido que inventar las cosas que nadie se imaginó que había que inventar de nuevo, la hemos inventado de nuevo, y una de ellas ha sido esto: andar con la pata de palo, el parche en el ojo y el garfio. La piratería para poder tener acceso a bienes culturales”.

El autor relató que Morir en la arena llegó a las librerías el 27 de agosto y que, tres días después, ya circulaba una copia pirata en sitios cubanos. Aunque reconoce que la piratería afecta al sector editorial, subrayó el papel que desempeña en el acceso a la lectura dentro de la isla.

“Para mí personalmente y para esas personas que acceden de esa forma a poder leer mis libros es un acto que yo les agradezco…ningún gobierno tiene derecho a decirle a sus ciudadanos qué cosa es lo que pueden leer y lo que no pueden leer, salvo que esos contenidos afecten éticamente la esencia de una sociedad”.

Padura recordó que en 2011 El hombre que amaba a los perros fue publicado y reeditado en Cuba, y que posteriormente obtuvo el Premio Nacional de Literatura.

Sin embargo, la situación no se ha repetido con sus obras más recientes. A esta falta de circulación formal se suma el costo de los libros extranjeros en comparación con los salarios en Cuba.

Señaló que un salario promedio equivale a entre 10 y 14 dólares mensuales, por lo que “aunque un libro impreso en México o en España llegara a Cuba, los cubanos tampoco podrían comprarlo”.

Al hablar sobre el impacto que tiene esta precariedad en la lectura, mencionó que los ejemplares suelen pasar de mano en mano.

Sobre su presencia en la FIL, Padura explicó que forma parte de una gira de promoción por América Latina después de presentar la novela en España.

• En su reflexión sobre la obra, habló del vínculo entre identidad, lengua y territorio.

El autor fue cuestionado sobre la migración y la forma en que ha cambiado la percepción hacia quienes se desplazan de sus países de origen. Respondió que se trata de un fenómeno constante en la historia humana y que, en la actualidad, se ha ampliado por causas económicas y sociales.

“Nadie se va del sitio en que es feliz. La gente migra porque algo la empuja. En los últimos años se ha comenzado a criminalizar la migración por parte de políticos y sectores de la derecha, y es uno de los procesos que está trayendo consecuencias más devastadoras para familias y para personas que viven con miedo”.

Para cerrar, relacionó este fenómeno con su propia generación en Cuba, que enfrenta su vejez en condiciones económicas limitadas. Mencionó un ejemplo.

“Las jubilaciones promedio en Cuba andan por los 2500 pesos, y un paquete de 30 huevos vale 3000”.

Con ese contraste, Padura subrayó que la migración y la crisis interna forman parte de una misma realidad que continúa influyendo en su trabajo literario.