“La imaginación entra cuando el archivo ya no alcanza”, Cristina Rivera Garza presenta Terrestre en la FIL
Fotografía: cortesía




Guadalajara, Jalisco 

Viajar por carreteras, viendo el paisaje por la ventanilla, le hizo surgir la necesidad de crear historias, recuerda Cristina Rivera Garza al hablar de sus primeros impulsos como escritora. Ese gesto, dice, se intensificó cuando leyó El diario de Ana Frank.

“Creo que nunca se me habría ocurrido pensar que los pensamientos de una niña, sus reflexiones, pudieran ser de interés para alguien más y ese diario que, yo creo, ha convertido a muchas mujeres en escritoras, fue importante muy, muy al inicio”. 

Su nuevo libro, Terrestre, nace de un periodo en el que trabajaba en un proyecto más extenso. Entre pausas, empezó a escribir pequeñas historias que, sin proponérselo al inicio, comenzaron a formar un conjunto.

“Entre una cosa y otra empecé a escribir estas historias un poco para tentar ciertos límites, ensayar ciertas soluciones, y fue poco a poco que me di cuenta de que iban formando una especie de conjunto; ya cuando reflexioné sobre esto pensé en la forma del libro”.

A esas piezas las define como “no ficción documental”, al estar conectadas con entrevistas, archivos y métodos de investigación que ha utilizado antes. Pero también introduce una dimensión especulativa.

“Están proyectando la producción de un mundo hacia el futuro también”.

El libro dialoga con El invencible verano de Liliana, aunque no funciona como una continuación directa. Rivera Garza lo describe como su “lado B”.

“Esas son historias de chicas jóvenes que se abren camino en el mundo, aventurándose en territorios disímiles. Es un libro muy signado por la amistad, por esa complicidad dura, feroz, sobre todo en la adolescencia”.

Ambas obras pueden leerse por separado, pero juntas permiten pensar la experiencia femenina desde distintas aristas: el peligro, el riesgo, la memoria y el deseo.

  • Cristina Rivera Garza presentará Terrestre este jueves a las 18:00 horas en el Salón 6 de Expo Guadalajara, en el marco de la FIL.

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Héctor Navarro