Guadalajara, Jalisco 

En la FIL Guadalajara, la artista multidisciplinaria Aurora González de Mendoza presentó su primer libro, Dibujos en el refrigerador, un poemario que surgió de un proceso creativo que, según contó, la obligó a ordenar su práctica y a confrontarse con la escritura como oficio.

La autora se define como alguien que trabaja desde el juego con el lenguaje: “Soy poeta, maestra y comunicóloga, me dedico a jugar con la palabra”, dijo al iniciar la conversación. 

“Fueron muchos procesos a diferentes escalas, a una escala creativa, personal; este también fue un poco esa parte de matar el síndrome del impostor. Este libro se escribió con una beca del PECDA del 2021 que la obtuve en mis inicios como poeta.

Fue así como una palmadita de ‘venga, sí se puede’; lo que estás haciendo tiene un porqué más allá del ejercicio creativo. Para mí fue también esa exigencia respecto a la disciplina, porque luego pensamos que el artista es desorganizado, pero fue el molde para que esto se pudiera lograr”.

La estructura del poemario evolucionó con el tiempo. Lo que inició como tres secciones terminó convertido en cinco capítulos que recorren distintas etapas de la vida, desde antes del nacimiento hasta la adultez. La autora explicó que este tránsito reúne las primeras experiencias que marcan la formación de una persona.

“Son estos encuentros como muchas primeras veces que tenemos en la vida:

La primera vez que nos damos cuenta de qué es la muerte, la primera vez que logramos pronunciar una palabra bien y al mismo tiempo nos desprendemos de ese lenguaje que era nuestro”. 

En el proceso editorial también surgió el título definitivo. La autora recordó que su primera opción era Paicho, palabra que usó en su infancia para referirse a un pajarito. Sin embargo, la propuesta cambió cuando el editor sugirió un concepto que abriera el significado al lector.

“El editor me propuso ponerle ‘Dibujos en el refrigerador’ porque es un objeto tan íntimo en los hogares, pero que pasa desapercibido. Al mismo tiempo, ahí queda expuesto nuestro pasar del día: notas, la lista del súper, dibujos, calificaciones, imanes.

El refrigerador se convierte en un registro cotidiano personal que no está en el imaginario de nadie”.

Sobre el momento de entregar sus textos al editor, González de Mendoza habló del desprendimiento que implicó compartir poemas que habían permanecido en su ámbito personal.

“Cuando yo le doy los poemas al editor, fue ya con ese desprendimiento, de decir: ‘Lo que salga a partir de esto ya no está en mí’. Yo ya lo escribí buscando cierta intención y aquí está.

Desde luego el editor hizo un trabajo que le dio orden y me ayudó con la secuencia. El texto fue escrito como está pensado e impreso, pero el trabajo de edición siempre es indispensable”.

Dibujos en el refrigerador puede encontrarse en el stand C30 de la FIL Guadalajara, en el área nacional.

• La autora informó que próximamente estará disponible en librerías de la ciudad y que también puede solicitarse a través de sus redes sociales, donde se presenta como @latextoservidora.