Guadalajara, Jalisco.
Tener un nivel universitario garantiza una vida más longeva, revela un reciente estudio realizado por investigadores de la UNAM y de Oxford Population Health publicado en la revista científica The Lancet.
En la Ciudad de México, un adulto de mediana edad que ha asistido a la universidad puede esperar vivir, en promedio, seis años más que otro adulto contemporáneo sin educación formal.
Uno de los autores del estudio y profesor de Epidemiología de la Facultad de Medicina de la UNAM, Jesús Alegre-Díaz, señala que este estudio puede reflejar a todas las grandes ciudades:
"La investigación la llevamos a cabo en los últimos 25 años, hemos seguido a 160 mil mexicanos de la Ciudad de México para poder inferir datos nacionales, tendríamos que tener datos de todo el país, sin embargo, dado el volumen podemos decir que este es el estudio más grande en latinos, así que en este momento la información más importante para Latinos que se pueda decir en el mundo, la tenemos nosotros, de modo que si lo podemos transpolar por el momento a lo más cercano a la realidad a otras ciudades.
Podemos decir que las personas de cualquier ciudad que tengan niveles de estudio universitarios sí viven más que las que no tienen estudios universitarios.
No solo porque estudien o aprendan algunas materias o porque tengan buenas calificaciones en la universidad, sino por todo lo que rodea el haber llegado a una universidad, incluído la red social en su casa, incluido la economía, que les permite más adelante sobrevivir un poco más".
- Los investigadores encontraron que las personas sin educación formal de entre 35 y 74 años tuvieron tasas de mortalidad prematura, antes de los 75 años, de casi el doble que aquellas observadas en las personas con educación universitaria.
Un menor nivel educativo se asoció con un mayor riesgo de muerte por la mayoría de las distintas causas estudiadas.
Sin embargo, las desigualdades educativas se asociaron con mayor riesgo de muerte por enfermedades renales y crisis diabéticas agudas, las cuales representaron una de cada cinco muertes prematuras, y por enfermedades infecciosas, que representaron seis de cada 100 muertes prematuras.
Otra de las autoras e investigadora, Fiona Bragg, añadió que algunas intervenciones efectivas pueden mejorar los estilos de vida de la población y controlar factores de riesgo clave podrían reducir las desigualdades en salud observadas en adultos de la Ciudad de México, contribuyendo a reducir la mortalidad prematura observada en la población mexicana.
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