Celebrarán 100 años de la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario en Jamay
Foto: Luis Felipe García




Ocotlán, Jalisco

Eran los tiempos en que el Señor Cura Antonio Curiel hacía milagros en Jamay, o al menos eso cuentan los pobladores, quienes no pueden pasar por alto que el sacerdote podía estar en más de un lugar a la vez, levitar, saber el futuro, entre otras cuestiones que no hemos podido corroborar. Lo que sí hemos descubierto, es que el llamado forjador del Jamay moderno dejó todo un legado en el pueblo. 

Hoy hablaremos sobre uno de ellos, ya que el 7 de febrero, Jamay celebrará 100 años del nombramiento como parroquia a la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, dejemos que esto nos lo cuente alguien más sapiente en estos temas:

“Hola, qué tal, les saluda con gusto Olivia Martínez, soy guía de turistas certificada para la Cultura del Estado de Jalisco por la Universidad Autónoma de Guadalajara . Estamos aquí, frente a nuestra Parroquia de Nuestra Señora del Rosario, la que, precisamente mañana, 7 de febrero de 2020, cumplirá un centenario de haberse erigido como tal. Esto, mediante el decreto número 51 del arzobispo Francisco Orozco y Jiménez, las gestiones comenzaron en 1914, a la llegada del presbítero Antonio Curiel Ramírez”.

Agradecemos a Oliva Martínez que nos comparta este dato, y déjenme decirles que según el historiador Eusebio García, no fue difícil para el Señor Cura lograr el título de parroquia, esto porque tenía sus contactos. Eran tiempos fértiles para Jamay, en 1912 estuvo como vicario un padre que no a todos les cayó bien porque cerraba el templo de once de la mañana a tres de la tarde, esto para que las personas se fueran a sus quehaceres, también lo criticaron por su espiritualidad; el sacerdote de quien hablamos se llama Alfredo R. Plasencia, el poeta místico de Jalisco, uno de los hombres ilustres de nuestro estado.

Además de la presencia de este escritor, Jamay iba a conseguir pronto el título de municipio y ya se acercaba el nombramiento del templo como parroquia, escuchemos al cronista y Director de Casa de Cultura, Cruz Fernando Bañuelos López:

“Casi a la par, empieza la gestión para que Jamay sea nombrado municipio, tenemos 106 años, un poco después de esta declaración, empieza un grupo de personas, en ese tiempo estaba como vicario el Señor Cura Curiel, él es de los gestores, quienes empiezan a promover la parroquia y sí, se nos da el decreto”.

Se había logrado lo impensable, Jamay pasó de ser un pueblo de paso entre La Barca y Ocotlán, a ser declarado municipio y también a contar con una parroquia legítima. Aunque la historia del pueblo comenzó mucho antes, de esta manera se le daba crédito ante la autoridad eclesiástica y civil. Si no me lo creen, escuchemos al presbítero de esta parroquia, Miguel Ángel González Gámez:

“En esa acta dice que el 7 de febrero de 1920, a las 7:30 de la tarde se erige nuestra Parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Jamay, la cual se desprende de la Parroquia de La Barca. Eso no significa que aquí nace, tenemos registros de que desde 1700 y tantos ya había actividad evangelizadora en la zona. Es más, los testimonios que se tiene es que Jamay era un pueblo mucho más antiguo que La Barca y Ocotlán, que son las grandes urbes que tenemos cerca”.

Así se comenzaba a forjar una legado de historia y cultura, que como dice el padre Miguel Ángel González, comenzó mucho antes. Incluso Jamay tenía otro templo más antiguo, el cual, fue dañado por un movimiento telúrico:

“El dos de octubre de 1847 ocurrió un terremoto de gran magnitud, este le provocó graves cuarteaduras al templo, algunos muros quedaron severamente agrietados, resultaba peligroso para la población, por lo que fue dinamitado”.

Con las ruinas de la antigua iglesia y con restos de lápidas del panteón, el pueblo comenzó a construir un nuevo templo:

“Utilizaron parte de las piedras del tiempo que fue dinamitado y también anexan algunas lápidas del camposanto que estaba anexo al templo antiguo y el que fue clausurado por las Leyes de Reforma, siendo comisario del pueblo el señor Justo Cervantes. Si hiciéramos un recorrido por el exterior del templo vamos a ver piedras labradas del antiguo templo y piedras con inscripciones grabadas, que fueron lápidas del antiguo camposanto”.

Con razón el poeta Alfredo R Placencia dijo que estas ruinas aman, que a esos muros, el tiempo los bañó de frío. Es con esos muros con los que Jamay levantó un nuevo templo. 

La sombra comienza a bañar los monumentos del pueblo, el Pionono, las ruinas, la parroquia y una estatua del Señor Cura Curiel que está aquí, en el pueblo que tanto quiso. Se siente un ambiente de acogedor misterio, quizá por eso los jamaytecos juran que el pueblo es mágico.

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