Guadalajara, Jalisco
7 mil 500 personas se reunieron la noche del domingo en el Auditorio Telmex para recibir a Kylie Minogue, quien volvió a México después de 14 años con su gira mundial Tension Tour 2025. Luces láser, cambios de vestuario en tonos rojos y negros, coreografías llenas de energía y una producción de gran formato marcaron el regreso de la estrella australiana.
El concierto arrancó con media hora de retraso debido a la intensa lluvia que cayó en la zona, lo que complicó los accesos al recinto.
Pero una vez iniciada la música, la espera se disipó. Con Lights Camera Action, tema principal de su más reciente disco Tension II (2024), Minogue encendió de inmediato a los asistentes, que corearon cada palabra en un inicio que marcó la intensidad de lo que vendría.
La cantante apareció vestida de rojo brillante, acompañada por bailarines, y saludó con frases en español que sorprendieron a la audiencia. Expresó su emoción de estar en Guadalajara y dio la bienvenida a todos al Tension Tour, dejando claro desde el comienzo que la conexión con el público sería parte esencial de la velada.

Foto: Héctor Navarro
El espectáculo estuvo dividido en siete secciones, cada una con una atmósfera distinta. Desde la energía desbordante de temas como In Your Eyes y Get Outta My Way, hasta un bloque más introspectivo con canciones como Confide in Me o Slow, el concierto transitó entre la sensualidad, la nostalgia y la euforia colectiva.
En cada cambio de vestuario, la artista ajustaba el tono de la presentación: del rojo intenso inicial a vestidos más cálidos y, finalmente, a un atuendo negro que acentuó la carga dramática de una de las partes más memorables del show.
Uno de los instantes más emotivos se vivió cuando el público, entre cánticos, la proclamó como “hermana mexicana”.
Minogue, sorprendida por la espontaneidad de los gritos, pidió ayuda para entender lo que decían y, al comprenderlo, se mostró conmovida, saltando junto con los asistentes en señal de agradecimiento. En otro momento, tomó la palabra para decir que estaba impresionada por la energía de los fans, el ingenio de sus atuendos y el recibimiento tan cálido tras viajar desde tan lejos.
La propuesta visual también jugó un papel central. En Say Something, una bola de discoteca descendió del techo y bañó de destellos el recinto, creando un clímax que se extendió con un medley compuesto por Supernova, Real Groove, Magic y Where Does The DJ Go.
Este segmento convirtió al auditorio en una auténtica fiesta, con todos de pie bailando al ritmo de sus canciones.
- La presencia de la comunidad LGBTIQ+ fue notable en el público, muchos de ellos caracterizados con atuendos brillantes y referencias a los videoclips más icónicos de la artista. Para ellos, la noche fue también una celebración de identidad y orgullo.
El cierre quedó reservado para uno de sus mayores clásicos. Cuando sonaron los primeros acordes de Can’t Get You Out of My Head, el recinto entero estalló.