Jalisco: La encrucijada del turismo Parte IV: Ingresos por encima del medio ambiente

Al ser un motor económico sumamente rentable tanto para el Gobierno como para la iniciativa privada, el turismo ofrece un sinfín de servicios para los viajeros… sin reparar en sus consecuencias medioambientales.



Guadalajara, Jalisco. 

Al ser un motor económico sumamente rentable tanto para el Gobierno como para la iniciativa privada, el turismo ofrece un sinfín de servicios para los viajeros… sin reparar en sus consecuencias medioambientales. 

Así es, el consumo desmedido que fomentan las empresas relacionadas al turismo provoca estragos en los ecosistemas en los que se lleva a cabo esta actividad. 

Este fenómeno ya ha sido cuestionado en Jalisco por académicos e instancias gubernamentales como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), en especial en la zona costera.

Puerto Vallarta es el municipio más importante para el turismo en Jalisco. En 2019, año previo a la pandemia de Covid-19, generó 40 mil 721 millones de pesos por estas actividades. Esta suma equivale a 36 de cada 100 pesos producidos por las actividades turísticas en todo Jalisco.

  • Para que te hagas una idea de su dimensión, en sólo un año Puerto Vallarta genera la derrama económica que a Mazamitla le llevaría 79 años.

En 2023, sus playas, hoteles, restaurantes, deportes acuáticos y vida nocturna atrajeron a más de seis millones de turistas, de los cuales una tercera parte fueron visitantes extranjeros.

En realidad, toda la economía de Puerto Vallarta está cimentada en las actividades turísticas. Por lo que tanto el gobierno local como la iniciativa privada explotan todos sus recursos en satisfacerlas. 

Sin embargo, tanto especialistas como órganos de Gobierno han cuestionado el impacto ambiental de esta infraestructura. 

Por ejemplo, la Profepa menciona que el desarrollo inmobiliario en las costas, en donde se engloba la edificación de hoteles, condominios y  campos de golf, “ocasiona fuertes presiones ambientales a los ecosistemas costeros, como los manglares, arrecifes, duna costera, marismas, entre otros, los cuales son considerados frágiles”.

  • Entre los estragos que el desarrollo turístico provoca en la naturaleza está la destrucción de flora y fauna.

La coordinadora del Doctorado en Ciencias para el Desarrollo, la Sustentabilidad y el Turismo del Centro Universitario de la Costa, Karen Elizabeth Peña Joya, mencionó que priorizar el turismo frente a las demás actividades económicas ha provocado constantes cambios de uso de suelo en áreas naturales destinadas al cultivo para la construcción de infraestructura turística. 

A la postre, esto también ha intensificado la generación de residuos sólidos urbanos a los que, según la investigadora, no se les ha dado la atención y el tratamiento adecuados.

“También tenemos afectaciones en el cambio de uso de suelo, debido a que áreas naturales y de cultivo ya se están cambiando o transitando a edificaciones. Los están urbanizando para ampliar esta oferta turística.

Y otra problemática grande que estamos presentando en la región, es la disposición y manejo de residuos sólidos urbanos,

que es una problemática muy importante y que no se le ha dado la atención que debería”.

En el artículo “Desarrollo turístico e implicaciones medioambientales en Puerto Vallarta”, investigadores del Centro Universitario de la Costa afirman que la contaminación y el paisaje se podrían convertir en factores decisivos para la elección de destinos turísticos.

Entonces, el desgaste y deterioro de playas, ríos, esteros y montañas de Puerto Vallarta podría desembocar en que este atractivo turístico se pierda, lo que a su vez implicaría un golpe tremendo a su actividad económica.

Peña Joya aseveró que la cada vez más acelerada destrucción de flora y fauna en la Región Costa de Jalisco, en pro del desarrollo económico, arriesga también a la población local que depende del rico (aunque cada vez más empobrecido) ecosistema.

“Estamos destruyendo, modificando, alterando y eliminando los hábitats naturales y, con ello, obviamente estamos eliminando todas las especies de flora y fauna que viven ahí;

todos los servicios ecosistémicos que se dan en esas áreas naturales y, por lo tanto, nosotros nos estamos poniendo en riesgo, porque debemos reconocer que dependemos de los servicios ecosistémicos que se generan en esas áreas naturales”. 

  • Y frente a este peligro, ¿existen alternativas que eviten o, cuanto menos, disminuyan el impacto ambiental del quehacer turístico?

De esta forma surge el ecoturismo, cuyo estilo se enfoca en la observación y apreciación de la naturaleza y cultura de las zonas naturales.

No obstante, tal como lo expuso la investigadora Karen Peña, muchas de las empresas que ofrecen ecoturismo en realidad no tienen un enfoque de preservación y conocimiento de la naturaleza, sino que sólo realizan actividades recreativas en ella.

Por ello, exhortó a diversificar el turismo más allá de aquel que ofrece sol y playa, cuyo modelo impera en Puerto Vallarta.

Y por parte de los gobiernos locales, hizo énfasis en que los planes de ordenamiento y desarrollo urbano deben tener una perspectiva de preservación, disminuyendo así el impacto de la industria turística en la Región Costa.

“Creo que la elaboración de instrumentos de planeación es la clave para poder regular todo este desarrollo.

Ya Bahía de Banderas está a punto de aprobar su plan de ordenamiento y Puerto de Vallarta está en las últimas fases para poderlo decretar. Esperemos que se decrete y se aplique”. 

La Organización Mundial del Turismo (OMT) consideró que esta actividad se convertiría en la más importante en el mundo, superando incluso las transacciones de las industrias automotriz y petrolera. 

Sin embargo, a lo largo de este trabajo especial te hemos mostrado cuatro encrucijadas en las que se encuentra el turismo en la actualidad: el encarecimiento de la vivienda, la gentrificación, la inseguridad y el impacto ambiental. 

Entonces, ¿es sostenible el modo de turismo que hoy estamos haciendo?

De acuerdo con los especialistas que has escuchado, no, por lo que cada vez es más urgente la creación de políticas públicas que concilien las actividades de este motor económico con las necesidades actuales de la población local, pero sobre todo, con las necesidades del medio ambiente