El Grullo, Jal.
Una casa convertida en laboratorio ambiental en El Grullo
A inicios de los noventa, Salvador García Ruvalcaba habitaba una vivienda en la calle Alberto Padilla, en El Grullo. Su casa se transformó en un espacio experimental. En el patio diseñó áreas de compostaje, cultivo doméstico y demostraciones sobre separación de residuos.
Con apoyo de vecinos, alumnos y maestros, construyó senderos interpretativos entre jardines frontales y traseros. El lugar funcionó como aula abierta y antecedente directo del actual Centro de Aprendizaje para la Sostenibilidad Aplicada (CASA).
El proyecto doméstico coincidió con el proceso de reorganización ambiental posterior a la creciente del 1992. La experiencia del basurero arrastrado por el río llevó a consolidar una red informal de educación ambiental: estudiantes, científicos del Centro Universitario de la Costa Sur y habitantes de las comunidades de la Sierra de Manantlán.
El origen doméstico de una red regional de educación ambiental
En ese contexto, la vivienda de García Ruvalcaba operó como laboratorio de agricultura orgánica y manejo responsable de residuos. Allí se elaboraron los primeros materiales didácticos: maquetas, carteles y guías para talleres en escuelas y ejidos.
El principio metodológico era simple: enseñar con lo que se tiene. Envases, balones rotos, cubetas y maletas se convertían en macetas o recipientes para cultivos. La basura se transformaba en insumo pedagógico. Esa práctica anticipó los conceptos de economía circular y cero residuos que más tarde asumiría la educación ambiental contemporánea.
“Y aquí vemos precisamente cómo hemos llenado nuestro planeta y lo hemos convertido en un gran depósito de porquería. Eso no lo digo yo; así aparece en la encíclica Laudato si’, sobre el cuidado de nuestra casa común, donde se habla de esa relación y de esa responsabilidad compartida. Entonces, aquí la solución es la educación.
La educación a nivel de la familia, en los centros educativos, en los buenos hábitos; ser conscientes de lo que estamos ocasionando con los tipos de elecciones que hacemos al consumir algo. Preguntarnos realmente: ¿lo necesito? Por ejemplo, cuánta agua se requiere para envasar un refresco, cuánta agua se requiere para hacer un pantalón, cuánta agua se requiere para fabricar unos zapatos.
Es un ejemplo, pero no se trata solo de cuánta agua se gasta, sino de cuánta agua se contamina. Y eso nos lleva a tener esas reflexiones”.
Agricultura orgánica y reciclaje como método pedagógico
El experimento doméstico se replicó en 2000 en el Huerto de la Amistad, dentro del Centro Universitario de la Costa Sur. Desde allí se impartieron talleres para escolares y en la actualidad con adultos mayores del Sistema Universitario del adulto mayor.
El Centro de Aprendizaje para la Sostenibilidad Aplicada (CASA) continúa la lógica original: aprendizaje aplicado, contacto directo con el suelo, vinculación comunitaria y reinterpretación de los residuos como recurso. En sus módulos se combinan huertos, lombricomposta y demostraciones de reciclaje.
La infraestructura se sostiene con aportes voluntarios y busca incorporar captación de agua pluvial y energía solar para cerrar el ciclo del ejemplo práctico.
“Esto es lo que tenemos. ¿Por qué seguir haciendo esto? En cada uno de nosotros está el limpiar México, el limpiar nuestro entorno.
Vamos a ir limpiando, y esto se va a ir dando poco a poco: primero en casa, luego afuera, en la calle, en tu escuela, en tu comunidad.
Pero, sobre todo, se trata de transitar y despertar, de entender que no podemos vivir como si estuviéramos en la Luna. Por eso están aquí estos astronautas: para recordarnos que habitamos un planeta vivo, y que este planeta está sufriendo estragos por nuestra causa.
Tenemos que despertar a la realidad de que este planeta necesita vida. El agua es vida, pero el agua es vida cuando el agua está saludable”.
CASA: tres décadas de aprendizaje aplicado y comunitario
La trayectoria de Salvador García Rubalcaba y su equipo consolidó un modelo local de educación ambiental autogestionada. Lo que comenzó como una casa familiar convertida en taller vecinal se transformó en un centro regional de referencia. El Centro de Aprendizaje para la Sostenibilidad Aplicada (CASA) sintetiza tres décadas de aprendizaje empírico sobre sostenibilidad aplicada en el suroeste de Jalisco.
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