Alfonso Cuarón gana el premio Fellini 2025




Guadalajara, Jalisco. 

En Rímini, ciudad marcada por la memoria y la estética de Federico Fellini, Alfonso Cuarón vivió un fin de semana que lo conectó de forma íntima con aquello que lo llevó al cine en su adolescencia.

El director mexicano viajó por primera vez a la ciudad italiana para recibir el Premio Fellini 2025, una distinción que reconoce su trayectoria y reafirma el vínculo emocional y creativo que mantiene con la obra del cineasta riminés.

La entrega del premio se realizó en el Teatro Galli, donde Cuarón se dirigió al público con un discurso personal. “Agradezco sinceramente al Ayuntamiento de Rímini y a la Cineteca de Bolonia este increíble honor, en este increíble teatro. Más que un honor, es un increíble regalo de la vida.

Un abrazo, una validación, no para mi carrera como director, sino para algo mucho más profundo”.

En su intervención, recordó que el cine se convirtió en un refugio durante sus años más complicados, cuando buscaba un sentido en medio de un mundo que le parecía oscuro. Ahí descubrió a Fellini.

Ese recuerdo juvenil marcó especialmente el tono de su discurso, en el que confesó que “ese adolescente aprendió a amar el cine y amó el cine de Fellini. Recibir este premio, para mí, es un signo de la generosidad de la vida.

La vida diciéndole a ese adolescente: ‘Todo está bien’”.

Visiblemente conmovido, añadió que jamás habría imaginado encontrarse en esa ciudad para recibir un reconocimiento que simboliza tanto. “Si me hubieran dicho que un día estaría en Rímini para recibir el Premio Fellini, mi respuesta habría sido: ‘No’. Era imposible de creer.

Este premio es un logro supremo para mí, gracias a la generosidad de Rímini”.

Antes de la ceremonia, Cuarón sostuvo un encuentro con la prensa en el emblemático Grand Hotel, un lugar inseparable del universo felliniano. Ahí habló sobre lo que representa el maestro italiano para su formación cinematográfica, compartió anécdotas y hasta bromeó sobre el fallecimiento del icónico barco Rex, un símbolo recurrente en la memoria de Fellini.

  • El homenaje no se limitó a los discursos ni a la ceremonia. La visita incluyó también un recorrido por el Museo Fellini, la última parada de un fin de semana intenso y emotivo.

Acompañado por el director del museo, Marco Leonetti, y por Gian Luca Farinelli, director de la Cineteca di Bologna, Cuarón recorrió las salas de Castel Sismondo con tranquilidad, deteniéndose en cada sección para observar proyecciones, objetos y fragmentos de la obra del cineasta italiano.

Quienes lo acompañaron destacaron la atención minuciosa que dedicó a cada pieza, demostrando su profundo conocimiento de la filmografía felliniana.

Uno de los momentos más significativos de ese recorrido se dio en la Sala 4, donde Cuarón permaneció varios minutos observando el viento de Amarcord.

Esa presencia del viento —estética, lúdica, simbólica— es también un elemento recurrente en la obra del propio Cuarón.

 Durante su conversación con Gian Luca Farinelli en la ceremonia del domingo, el director mexicano habló sobre ese diálogo cinematográfico implícito entre la obra de Fellini y la suya, un intercambio emocional que se volvió evidente durante el homenaje.

Después de la entrega del premio, Cuarón se trasladó al Cine Fulgor, otro espacio imprescindible en la memoria de Fellini y uno de los lugares más apreciados por los cinéfilos. Ahí se proyectó Roma, la película que le valió uno de sus múltiples premios Óscar y que continúa conectando a públicos de todo el mundo.

La función, que reunió a una sala abarrotada, formó parte de un programa especial que continúa esta noche en Bolonia, en el Modernissimo, donde el director presentará nuevamente Roma.

La jornada incluye también la proyección de Jonas, que cumplirá veinte años en el 2000, de Alain Tanner, a la que Cuarón se refirió como “la película del corazón”.

Tras dos días de actividades, el director mexicano se despidió de Rímini con la misma emoción con la que recibió el premio. Con sencillez resumió su experiencia:

“Han sido dos días maravillosos, gracias. Fue un verdadero honor”.


Héctor Navarro