A un año de la muerte de Botas, el accidente que sacudió al transporte




El 7 de marzo del año pasado y cerca de las 3:00 de la tarde la unidad 368 de la Alianza de Camioneros, que conducía Leopoldo Martín Soberano de 53 años de edad, arrolló a 22 personas que esperaban en el paradero de Periférico Norte, junto a la preparatoria 10 de la Universidad de Guadalajara. Entre ellas estaba María Fernanda Vázquez, de 18 años de edad, alumna de sexto semestre, quien murió esa misma noche en el hospital San Francisco.

El recuerdo de Botas, como era llamada cariñosamente María Fernanda Vázquez, permanece en la memoria de sus amigos y compañeros de la Preparatoria 10, pues su vida fue arrebatada violentamente. 

Al ser detenido el chofer, aseguró que metros antes, dos jóvenes se atravesaron imprudentemente y al tratar de esquivarlos maniobró sin darse cuenta que chocaría contra una veintena de estudiantes.

Los familiares de María Fernanda decidieron llevar el caso a los tribunales, pero aún no hay algún veredicto, además de que hasta el momento no han recibdo ninguna indemnización. La Universidad de Guadalajara (UdeG), por medio de la oficina del abogado general, da seguimiento al caso y da asesoría a los deudos de María Fernanda.

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El accidente conmovió a todos y los profesores que estuvieron presentes el día de la tragedia quienes recuerdan claramente la desgarradora escena en que los estudiantes eran atendidos por los cuerpos de emergencia, que se ocuparon del traslado de los heridos. Algunos de los profesores tuvieron que ayudar a controlar a los alumnos que presentaban crisis nerviosas por el incidente.

Rubén García, director de la Preparatoria número 10, señaló que el accidente del año pasado marcó al plantel y generó cambios importantes en la vida universitaria, lo que se tradujo en nuevas medidas de seguridad para el centro educativo.

Sin embargo, otros profesores de la preparatoria 10, mencionan que el comportamiento de las medidas de seguridad, a raíz del accidente, cambiaron en el centro universitario, pero que aún continúan, pese a la renuencia de algunos conductores del transporte público, de no respetar el tránsito por los centros universitarios.