Guadalajara, Jalisco.

¿Has escuchado el término gestión subrogada o vientre de alquiler? Cuando las parejas prolongan la maternidad y la paternidad, o bien, tienen problemas de infertilidad y/o esterilidad, surgen nuevas técnicas para iniciar una familia.

Ahí, en ese apartado, surgen estas nuevas Técnicas de Reproducción Humana Asistida.

EFE/ Arturo Wong

El problema, porque siempre hay uno, es la falta de una política regulatoria en un país en donde se protege más a los embriones que la salud sexual de las mujeres, por lo que es difícil saber cuántas niñas y niños en México son de una mamá que alquiló su vientre.

El que no haya un registro nacional también impide conocer cuántos embriones se han implantado en un vientre, y si los que se desarrollaron nacieron con alguna malformación o perdieron la vida.

Con esta falta de información oficial, nacen los mitos sobre este tipo de alternativas de reproducción asistida y de gestación subrogada.

Claudia Cervantes, por ejemplo, tenía pavor de ser mamá. Ella postergó la maternidad con mil pretextos. Durante 38 años se dedicó a estudiar, trabajar y viajar. Un día se convenció que sí quería ser mamá y se sometió al tratamiento de fertilidad de rejuvenecimiento ovárico con células madre. Así entró a un protocolo internacional.

“El tipo de tratamiento de reproducción asistida al que yo me sometí fue in vitro, pero primero congelé mis óvulos y vi que eran insuficientes para un tratamiento en el futuro. Soy la paciente número 40 que pasó por el protocolo de investigación con células madre”.

Los mitos, la moral y el estereotipo sobre cómo debe de ser una familia fueron cuestionamientos constantes que recibió cuando se decidió a ser mamá soltera. Aun así, Claudia inició el procedimiento para rejuvenecer sus óvulos.

Se preparó por varios meses. En el proceso tuvo altas y bajas emocionales y económicas, pero ella siguió las indicaciones del protocolo para poder ser mamá a sus 40 años.

“Ya no recuerdo si fue doloroso, pero sí durante 10 días para la estimulación de los óvulos que tienen que madurar en un mismo ciclo, para que los aspiren y los extraigan y se puedan hacer in vitro, hay que inyectarse en la pancita durante 10 días...

Así que, si le tienen miedo a las agujas, pues luego se les olvida”.

Por un momento, Claudia Cervantes dudó en seguir con el proceso por una cuestión anímica y económica. Ella invirtió alrededor de 100 mil pesos, pero su deseo era cargar en brazos a Santiago, quien este año cumplió tres años.

En marzo de 2020, con el inicio de la pandemia Covid-19, dio a luz al primer niño mexicano, y el tercero a nivel mundial, que nació bajo esta técnica de reproducción asistida.

Fotografía: EFE/ Jorge Núñez / Referencial

“Me embaracé a los 39 años, parí a los 40. Fueron 12 fracciones de óvulos, la primera solo tuve tres óvulos: insuficientes para un in vitro; me hicieron el tratamiento de células madre y la segunda extracción fueron 14 óvulos.

De 17 óvulos solamente hubo un embrión sano y se implantó, gracias a Dios, milagrosamente, a la primera. Obviamente me preparé psicológicamente y espiritualmente, hice una dieta de fertilidad especial, hice acupuntura, meditaciones y comida saludables. Todo eso lo comparto en mi libro ‘Amor in vitro’”. 

• Santiago, el primer bebé en México y tercero en el mundo que nació bajo el tratamiento de fertilidad de rejuvenecimiento ovárico con células madre, se encuentra en buen estado de salud.

“Santi es un niño sano, hermoso y, eso sí: cuando voy al pediatra y me preguntan antecedentes del otro lado de la familia paterna, pues hay mucho que la verdad no lo sé”.

De acuerdo con datos nacionales, se estima que seis de cada 10 mujeres que se someten al tratamiento de Reproducción Asistida para preservar los óvulos con células madre no lo logran.

La perseverancia por tener un bebé en brazos y consolidar una familia, o ser mamá o papá soltero, lleva a mujeres y hombres a someterse a otro tipo de técnicas de reproducción asistida.

En la siguiente entrega, abordaremos algunas de las que se realizan en México y en Jalisco, procesos que con el Covid-19 y las diversas vacunas para éste, reducen la progesterona femenina: una hormona clave para lograr el embarazo.

Investigación especial de Isaura López Villalobos y Rocío López Fonseca