Guadalajara, Jalisco.

En un mundo democrático, aún las personas con discapacidad mantienen una lucha para que se reconozcan sus derechos político-electorales y que sus decisiones sean tomadas en cuenta en las políticas públicas.

Y aunque hay avances por mejorar su desarrollo, resultan insuficientes. Ellas y ellos lamentan transitar por un camino largo para que sean garantizados sus derechos; entre estos, el ser votado.

¿Por qué ellos no están en una planilla electoral?

Si no hay una persona que sepa por lo que atraviesan día con día, no hay soluciones en puerta.

La Encuesta Nacional de Discriminación 2022 muestra que las personas con discapacidad son rechazadas. Así es: en pleno siglo XXI. Y la sociedad todavía considera que quienes tienen discapacidad mental e intelectual son incapaces de tomar sus propias decisiones.

Imagen ilustrativa. Fotografía: Miriam Jiménez/ Referencial

Eli de Jesús Casillas Alcalá tiene discapacidad visual. Y aun con eso, es integrante de la Mesa Directiva de Inclusión con Equidad A.C., menciona que hoy buscan ser protagonistas en las próximas elecciones de 2024 para, al fin, visibilizar a las personas que por su condición siempre han sido discriminadas:

“Que los partidos sean obligados a tomarnos en cuenta, porque si los dejamos a su buena voluntad, realmente nunca vamos a poder ser candidatos, nunca vamos a poder tomar las decisiones de nosotros para nosotros. Ese es un ejemplo.

La realidad es que la política pública para las personas con discapacidad ha ido evolucionando poco a poco. Por eso estamos trabajando para que las personas con discapacidad seamos las que trabajamos directamente eso.

No es lo mismo una persona que sí ve, opine o decida qué es lo que necesitamos nosotros y no es algo que vivan”.

La principal puerta de la discriminación es el mundo laboral y escolar. Para poderla abrir tienen que enfrentar obstáculos sociales, políticas públicas que simplemente no los toman en cuenta y arquitectónicas, que convierten la ciudad en un riesgo a cada esquina.

Y en realidad no hay razones para ello, pues la Encuesta Nacional de Discriminación 2022 revela que ocho de cada diez personas con discapacidad saben leer y escribir.

Por ejemplo, Eli de Jesús Casillas es egresado de la carrera de Abogado y es el primer deportista de alto rendimiento en deporte adaptado.

Y tal ha sido su espíritu de lucha, que durante su proceso de formación ha trabajado en las esquinas de la ciudad vendiendo dulces, para reforzar los apoyos que recibe a fin de continuar su preparación.

Para Eli, el principal rechazo es en el transporte público. Y eso es porque muy pocos camioneros le permiten subir con Benet: su perro guía.

“Me niegan el servicio porque piensan que es un perro normal, que es una mascota. Lo que ellos no saben (es) que sí hay leyes, que hay un reglamento en el que a nosotros nos tienen que dar el servicio sí o sí. No es porque yo quiera; es porque está en la ley”.

Imagen Ilustrativa. Foto de Gustavo Fring: https://www.pexels.com/es-es/foto/hombre-caminando-animal-perro-5163800/

Imagínate: en Guadalajara hay sólo cinco perros guías; uno está jubilado y otro recibe tratamiento médico, por lo que no está en servicio. Entonces, son poquísimos para el número de personas ciegas que hay en Jalisco. Así, el reto para Eli Casillas como activista es que cada invidente tenga una mascota guía.

Para él, a pesar de la complejidad cotidiana, una persona puede salir adelante por su interés e iniciativa propia.

Luchar para enfrentar al mundo, asegura, es posible y muy satisfactorio.

“No podemos pelear el cambio de la noche a la mañana; es una lucha que falta muchísimos años, pero hay avances para las generaciones que vienen y más oportunidades que se están creando. No las había, ya las creamos porque ya hubo personas que abrimos esas brechas.

Digo abrimos porque considero que sí me toco abrir como el tema de ser el primer deportista de deporte adaptado que la UdeG apoyó”.

¿Pero cuál es el sector que más discriminación sufre?

• No te pierdas mañana la siguiente entrega de este trabajo especial, que demuestra que los tabús sí pueden ser vencidos