El eterno luchador social, José Álvarez Franco, sacerdote católico que tiene su sede en San José de Tateposco, fue rechazado y suspendido por la arquidiócesis de Guadalajara hace más de 30 años, sin embargo gracias a su liderazgo y a su labor en beneficio de los más necesitados, permanece activo y oficia en su templo de manera ininterrumpida.
Con la llegada a los altos mandos religiosos, de los dos Franciscos, el Papa y el cardenal de Guadalajara, ahora que el catoliscismo parece haber cambiado, ser más humano, comienza a ser reconocida la labor del padre Álvarez Franco, “el Padre Patillas”
Nunca antes, desde su rompimiento con el arzobispado de Guadalajara, había sido tomado en consideración por el cardenal en turno, ahora las cosas comenzaron a cambiar.
Su única fuerza fueron siempre los fieles que jamás lo abandonaron, y al cumplir los 50 años como sacerdote, recibió la misiva del Cardenal Francisco Robles, que enciende una luz de entendimiento.