La Inmortal Desdicha: un diálogo entre dos grandes de la palabra: Jorge Luis Borges y Juan Rulfo
Fotografía: María Ramírez




Guadalajara, Jalisco.

Una mesa con un par de recipientes en el que se bebe el mate, dos sillas, y un perchero en el que cuelga un sarape y un sombrero, y al fondo una proyección de video que alude por sus cactus, a un desierto. Es lo primero que se ve al llegar y esperar que inicie la función. El escenario parece partido en dos contextos pero que convergen al mismo tiempo: Argentina y México.

El Colectivo Pata de Conejo Teatro, trae al Teatro Experimental de Jalisco "La Inmortal Desdicha", obra dirigida por Alberto Sigala, e interpretada por dos grandes del teatro tapatío: Jesús Hernández, y Francisco Rodríguez Mariscal, durante los viernes y sábados de febrero a las 8:00 pm.

La historia narra a través de un guión inteligente, cautivador y lleno de emociones, el encuentro del escritor jalisciense, Juan Rulfo y del novelista argentino, Jorge Luis Borges. Ambos utilizan los recuerdos para construir desde la nostalgia y melancolía, las ciudades de sus recuerdos, del barrio.

Fotografía: María Ramírez

Jesús Hernández, quien le da voz a Borges, es capaz de transmitir la angustia que marcó al escritor argentino, aquella inmortal desdicha de saberse muerto y vivo, de querer soñar que sueña.

Incluso dentro del guión rescatan uno de los diálogos que ambos escritores tuvieron en vida.

Borges: Dígame ¿Cómo ha estado últimamente?

Rulfo: ¿Yo? Pues muriéndome, muriéndome por ahí.

Borges: Entonces no le ha ido tan mal.

Rulfo: ¿Cómo así?

Borges: Imagínese, don Juan, lo desdichado que seríamos si fuéramos inmortales.

Rulfo: Sí, verdad. Después anda uno por ahí muerto haciendo como si estuviera uno vivo.

El diálogo sostenido entre ambos escritores es fascinante, filosófico, y la manera en la que cada uno se expresa del otro es hasta poético.

La obra es un viaje interno entre dos grandes figuras de la palabra, que incluso juegan con el simbolismo de la palabra misma, y del tiempo, y recitan “Sin el tiempo la palabra no trasciende”.

De las escenas más impactantes, es cuando Borges y Rulfo se pierden en los pasillos de la biblioteca, e incluso el juego de claroscuros de la iluminación, modifica la realidad que vemos, como si se tratara de un sueño, de los pensamientos mismos de los escritores.

Jorge Luis Borges

“¡Rulfo! Sus murmullos me están hablando, ya no escucho más que murmullos ¿Qué hago Juan? Ya no sé cuánto tiempo llevo acá pero los murmullos crecen y mis pensamientos se llenan de ellos, ya no sé si soy ellos, o ellos son parte de mí”.

El final es impactante, el toque oscuro con la aparición de los fantasmas, murmullos, pensamientos de Borges, interpretados por Luz Elana Cueto y Elizabeth Solís, hacen que el espectador se sienta atrapado en la misma angustia de lo que pasa en el silencio, en la nada, en la inmortal desdicha de saberse muerto y vivo.


María Ramírez Blanco