La IA, aunque es funcional, es un riesgo para las libertades: especialistas en la FIL
Foto: Eladio Quintero




Guadalajara, Jalisco. 

Los catedráticos Joan Manuel del Pozo y Ulises Cortés, reflexionaron sobre las posibilidades que representa la Inteligencia Artificial y sus desventajas, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, edición 39.

Por una parte, tomaron en cuenta que el uso de la Inteligencia Artificial puede ser funcional para las tareas diarias, con su aplicación en áreas de estudio o laborales, pero por otro lado puede representar un riesgo para la libertad, al limitar las relaciones sociales o el pensamiento crítico.

Joan Manuel del Pozo, profesor y doctor en filosofía por la Universidad de Barcelona, describió algunos puntos sobre el uso masivo de las IA hasta la actualidad.

“Primero, ha venido para quedarse; segundo, probablemente mejorará con el tiempo; tercero, tiene algunas limitaciones fundamentales.

Creo que es más que un instrumento, es un agente que ya está trabajando con nosotros, que nos influye y que puede amenazar algo fundamental de nuestras vidas: no sólo nuestra privacidad, sino sobre todo la libertad y la convivencia colectiva”.

  • Sobre el impacto en las libertades, del Pozo señaló que al ser un sistema que cada vez piensa más por las personas, limitará el pensamiento crítico, con ello el diálogo, y con ello, vivir una una democracia.

“Sin duda puede ayudar a nuestras vidas, a nuestros trabajos, pero en parte también como amenaza para algunos de los procesos que consideramos esenciales como seres humanos, individuales y como colectividades humanas:

dicho claro, las democracias pueden estar amenazadas por el progreso de determinadas aplicaciones de estos instrumentos”, dijo del Pozo.

Si bien Ulises Cortés, catedrático de Inteligencia Artificial de la Universidad Politécnica de Cataluña, no coincidió en que en su estado actual la IA pueda mantener su vigencia, al considerar que poco a poco su

capacidad de generar nuevos datos está llegando a su límite y su impacto ambiental, señaló que un riesgo de la IA está en su sobreconsumo.

“Esta adicción es fruto de una política muy medida, para hacer que la mayor parte de los usuarios del mundo se conviertan en dependientes de este tipo de tecnologías. Yo siempre que explico qué clase de política es esta,

yo siempre digo que es una política muy semejante a los narcotraficantes que regalan droga a la salida de los colegios, y cuando la adicción llega, te empiezan a cobrar 20 euros al mes, y seguirá creciendo”.

Por ello dijo que la responsabilidad ante su impacto está en los gobiernos que han ignorado los efectos que puede tener la IA en la población, al no regular el tipo de aplicaciones y el acceso de acuerdo a la edad de cada persona.

“La IA es una disciplina científica, estamos hablando de sus aplicaciones producidas por cierto tipo de compañías.

Hay que recordar que la tecnología no es neutra, el hecho de que podamos hacer cierto tipo de cosas porque tecnológicamente somos capaces, no implica que debamos hacerlas.

Tiene que haber una actitud responsable antes de lanzarlas. Vivimos en una época en la que lo instantáneo priva, así que si hay una máquina que puede eliminar aparentemente muchas de las tareas que requieren tiempo y concentración, pues eso es el placebo que se lanza con este tipo de aplicaciones”, comentó.

  • Esta charla, bajo el nombre de “IA y filosofía: preguntas para nuestra época” fue en la programación de FIL Pensamiento, organizada por el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la UdeG (CUCSH).