Guadalajara, Jalisco

La sombra de la gripe aviar sigue latente. Si bien, la industria del huevo en Los Altos de Jalisco está totalmente repuesta de la crisis de 2012, este tipo de virus son como una bestia dormida que puede despertar en cualquier momento.

Así lo considera  el doctor en ciencias, Alberto Taylor, Jefe del Departamento de Ciencias Pecuarias y Agrícolas del Centro Universitario de Los Altos.

Tepatitlán es la capital nacional de la avicultura. Desde los años 40 esta actividad tomó fuerza en la región alteña gracias a las empresas familiares. Y pesar de ser una zona de tierras flacas,  con el tesón de gente trabajadora que los caracteriza, han logrado generar tecnología que garantiza granos y cereales para alimentar a los animales, no solo en esta industria, sino en otras.

La avicultura genera en la región hasta 900 mil empleos, entre directos e indirectos. Tanto es el impacto de la industria, que un tepatitlense, César de Anda Molina, es el presidente de la Comisión Mundial del Huevo, con sede en Londrés Inglaterra.

En Jalisco se produce el 57 por ciento de los huevos que se consumen en el país. El gran motor está en Los Altos, señala José Cornejo Dávila, director de la Asociación de Avicultores local.

Esta industria fue golpeada en 2012 por la crisis de la gripe aviar. Por este padecimiento, 22 millones de aves murieron.

Los avicultores de Los Altos de Jalisco lograron reponerse. Actualmente se ha podido minimizar el impacto de este trastorno a un índice de mortalidad del 1 al 2 % gracias a estrictas medidas de bioseguridad.

Sin embargo, en cualquier momento el fenómeno viral podría regresar, admiten Taylor y Cornejo.

Los avicultores de Tepatitlán no se duermen en sus laurales. Al contrario, la industria crece a ritmo acelerado. Ya no sólo es el huevo de plato, sino también con productos como el huevo líquido.

De este modo, Jalisco, con la región de Los Altos como principal motor, aporta 61 millones de huevos cada día.