Guadalajara, Jalisco.

A través del arte urbano y de impartir talleres es como los tres Centros Comunitarios Hermano Javier enfrentan la violencia e inseguridad en el Cerro del Cuatro en Tlaquepaque, desde hace ocho años.

Actualmente existen 80 murales desde la punta hasta la parte más baja del cerro, algunos miden hasta seis metros y otros son más pequeños, en 2017 comenzaron a intervenir las paredes para recuperar el espacio público y tejido social, y alrededor de 500 jóvenes participaron en el proyecto.

Fotografía: María Ramírez Blanco.

Mireya Alcalá, integrante del Centro Comunitario, comentó que los murales tienen vida porque los jóvenes encontraron su voz a través de la pintura, y dejaron ahí los deseos que tienen para su comunidad y su generación.

“Creo que el panorama que nos abrió el arte fue escuchar la voz de los jóvenes, como veían su colonia, qué les gustaba, cómo se sentían, cómo se sentían percibidos por la comunidad, que decía la comunidad de ellos, todas esas cosas fueron descubriendo los chicos. Aquí trabajamos un proyecto que la gente lo conoce cómo “Más barrio Comunidad trabajando” y desde ahí empezamos a trabajar el arte urbano como prevención de violencia”.

Fotografía: María Ramírez Blanco.

También agregó que los murales son la historia viva y la memoria colectiva de los habitantes del Cerro del Cuatro ya que cada mural ilustra elementos propios del lugar y de la gente que lo habita.

“Fue interesante porque los chavos estuvieron recopilando la historia con sus padres, para conocer cuando llegaron, cómo fue que batallaron con el agua, con la luz; los chavos rescataron toda la lucha de sus padres, pero sobre todo de las mujeres".

El Centro Comunitario logró en los últimos cuatro años a través de la autogestión, recuperar tres espacios públicos, se crearon dos parques, un andador, y se rehabilitó la calle 10 de Mayo.

Desde el 2014 el Centro Comunitario también imparte talleres de música, pintura, y ciencia, a la fecha suman más de 100 menores que asisten los martes y jueves.