Entre el lodo y la esperanza, comunidad de Huauchinango busca a sus desaparecidos por intensas lluvias
Foto: Xinhua




Huauchinango, Puebla. 

Bajo un cielo semi nublado que alerta que la lluvia no deja de ser aún una amenaza latente, el rugido de las retroexcavadoras y el ladrido de los perros rescatistas rompen el silencio en el barrio Nuevo Monterrey, en el municipio de Huauchinango, en el estado mexicano de Puebla (centro).

Ahí, entre el lodo espeso y los escombros de viviendas colapsadas, continúa la búsqueda de Lázaro Gayoso y Celeste Muñoz, un matrimonio que desapareció la noche del pasado 10 de octubre, tras un deslave provocado por las lluvias más intensas del año en el centro de México.

"Se desbordó la casa, se vino con todo, con todo: muebles, todo se vino. No encontramos ni papeles ni nada, ni los cuerpos, nada", relató a Xinhua con voz entrecortada Joaquín Gayoso, padre de Lázaro.

Entre el lodo y la esperanza, comunidad de Huauchinango busca a sus desaparecidos por intensas lluvias

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"Son Lázaro y Celeste que están desaparecidos. La esperanza es encontrarlos acá, pero si no aparecen, lo más probable es que se los llevó el río", añadió mientras observaba el estado de destrucción que dejaron las lluvias y a su lado el lodo húmedo aún conserva el rastro de la tragedia.

  • El deslave ocurrió alrededor de las 23:00 hora local del pasado viernes 10 de octubre, en medio de una tormenta persistente que azotó con fuerza la Sierra Norte de Puebla.

   De acuerdo con la Coordinación Nacional de Protección Civil de México, entre el 6 y el 9 de octubre, lluvias torrenciales golpearon los estados de Veracruz (este), Puebla, Hidalgo (centro) y San Luis Potosí (centro-norte), lo que dejó caminos bloqueados, viviendas destruidas y miles de personas afectadas.

  •    En Puebla, la Secretaría de Marina reportó haber brindado auxilio a decenas de personas y distribuido 1.500 despensas, además de entregar más de 40.000 litros de agua potable.

   El Ejército y la Guardia Nacional mantienen el despliegue de auxilio a la población civil con el Plan DN-III-E que involucra a más de 7.000 elementos en labores de rescate, limpieza y distribución de víveres, en todos los estados afectados por las copiosas precipitaciones.

   Mientras las retroexcavadoras abren paso entre el lodo en Nuevo Monterrey, Joaquín recuerda que sus nietos, Kevin, de 20 años, y Gibrán, de 11, sobrevivieron, aunque resultaron gravemente heridos.

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"Los operaron y pues ya se sienten un poco más tranquilos", comentó el ciudadano afectado, además de que ambos fueron trasladados desde Huauchinango a hospitales de las ciudades de Puebla y de Tlaxcala (centro), ante la falta de equipo médico local.

   A unos metros de los restos de la casa de Lázaro y Celeste, Maricela Reyes, vecina de los Gayoso, contó que sobrevivió de milagro. 

"Oigo un ruido muy fuerte, como una bomba, y cuando volteo veo que el carro se está yendo. Todo era lodo, postes, cables cayendo. Lo único que pensé fue en poder entrar porque sabía que mi mamá estaba adentro", narró con la voz temblorosa.

Maricela, cuya vivienda también quedó destruida, recordó haber avanzado entre el lodo hasta alcanzar a su madre; ambas cubiertas de barro.

"Mi mamá y yo pudimos salir (...) pasando por donde estaba todo el escombro de las casas, sabíamos como gritaban, como gritaban pidiendo ayuda y te sientes triste, te sientes impotente. En ese momento como que no asimilas realmente qué estaba pasando, qué había pasado", relató.

Fue en medio de esa confusión que Maricela escuchó un grito desesperado: "Era un niño el que me estaba extendiendo sus manos para que le ayudara. Lo quise jalar, pero sus piernitas estaban enterradas casi en el lodo".

Entre el lodo y la esperanza, comunidad de Huauchinango busca a sus desaparecidos por intensas lluvias

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Aquel niño era uno de los hijos de Lázaro y Celeste, a los que Maricela estima que "sí puede que se los haya llevado el río, porque al niño que ayudé ya estaba a punto de irse con la corriente".

  •    Tres casas fueron arrasadas de forma completa, según contó Maricela, y en una de ellas, la familia de cinco personas perdió la vida. 

   En la segunda casa, la de Lázaro y Celeste, dos adultos siguen desaparecidos y los dos hijos permanecen hospitalizados, mientras que la tercera vivienda pertenece a Maricela, quien logró salvarse junto a su madre.

   Personal de la Secretaría de Marina, del Ejército y de Protección Civil continúa en la zona las labores de remoción de escombros con el apoyo de perros entrenados que olfatean entre los restos de muros o muebles, mientras los rescatistas avanzan con palas y maquinaria pesada.

   Las autoridades locales ya levantaron un censo de damnificados y daños estructurales para iniciar el proceso de apoyo y reubicación.

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"Vino la presidenta (Claudia Sheinbaum) y nos dijo que sí va a haber apoyo para todos los damnificados (...) ya pasaron a hacer el censo y ahora solo esperamos qué sigue", señaló Maricela.

   Expresó que por ahora vive en casa de familiares porque su antiguo hogar quedó inhabitable y  "probablemente no podamos regresar a nuestras viviendas aquí por la inseguridad que ahorita nos genera todo lo que pasó". 

"Escuchamos a mucha gente decir 'lo bueno es que estamos vivos'. Y sí, una vida no se recupera con nada, pero ver tu patrimonio tirado sí te pega muy feo",

dijo Maricela, al mirar hacia donde antes se levantaban las casas de sus vecinos, en una comunidad que a pesar del dolor y la pérdida intenta sobreponerse.

  •    En Huauchinango, los equipos de rescate prevén continuar la búsqueda de los cuerpos de Lázaro y Celeste mientras las condiciones del terreno lo permitan.

"Buscarle hasta donde más se pueda y seguir adelante. Buscar sobre los ríos, que se calme un poco el agua, que se baje, y seguir adelante", dijo con serenidad Joaquín, quien mantiene la esperanza, mientras observa a los rescatistas que no se detienen.

   La lluvia, una vez más, comienza a caer sobre Huauchinango, comunidad boscosa enclavada en la Sierra Norte de Puebla.