Washington, Estados Unidos
El presidente de Estados Unidos Donald Trump suspendió el viernes por decreto el programa de admisión de refugiados, uno de los más ambiciosos del mundo para la recepción de víctimas de conflictos.
Creado por ley en 1980, el programa federal de reinstalación de refugiados permitió acoger a unas 2,5 millones de personas, según el instituto de investigaciones Pew.
Una semana después de su llegada a la Casa Blanca, Trump firmó un decreto titulado "Proteger a la nación de la entrada de terroristas extranjeros a Estados Unidos", un texto que prevé la suspensión total durante cuatro años de ese programa, así como el congelamiento por tres meses del ingreso al país de personas provenientes de siete países musulmanes: Irak, Irán, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen.
En cuanto a los refugiados sirios, 18.000 de los cuales fueron aceptados en Estados Unidos desde el inicio de la guerra en 2011, se les prohíbe definitivamente la entrada.
En 2015, las autoridades estadounidenses admitieron en territorio nacional al 64% de los refugiados cuyos casos son recomendados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados a cada gobierno.
Para el año presupuestario 2016 (del 1 de octubre de 2015 al 30 de septiembre de 2016), Estados Unidos, bajo la presidencia de Barack Obama, recibió a 84.994 refugiados, de los cuales un poco más de 10.000 son sirios.
Para el año presupuestario 2017, el presidente Trump pretende recibir a menos de la mitad.
La administración de Obama, que había reconocido en septiembre de 2015 que podría "hacer más" sobre este tema, se había fijado el objetivo de acoger a 110.000 refugiados en 2017. El gobierno de Trump apunta a recibir "no más de 50.000".
Sin embargo, desde la investidura de Donald Trump, el 20 de enero, 2.089 refugiados fueron reinstalados en Estados Unidos, mientras la Casa Blanca preparaba el decreto adoptado este viernes.
La administración de Obama se vanagloriaba de poseer uno de los sistemas de admisión y selección de refugiados más rigurosos del planeta, que le permitía impedir que un "terrorista" pasara los controles establecidos.
El proceso de admisión de un refugiado podía durar entre 18 y 24 meses, una lentitud que le había valido al gobierno fuertes críticas de organizaciones humanitarias.
El programa ya había sido congelado por tres meses, durante el contexto dramático de los atentados del 11 de septiembre de 2001, recuerda el centro Pew.
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