Guadalajara, Jalisco
El uso de la Inteligencia Artificial (IA) tiene un costo ambiental significativo que los gobiernos no están atendiendo. Modelos avanzados como ChatGPT y diversas plataformas digitales requieren enormes recursos para operar, lo que genera un impacto considerable en consumo de energía y agua.
Cada interacción con un chatbot implica gasto de electricidad y del vital líquido, lo que abre cuestionamientos urgentes sobre su sostenibilidad.
Así lo expuso Toby Miller, profesor de estudios culturales, medios de comunicación y tecnología de la Universidad de Nueva York.
“Están buscando las zonas más secas del mundo, donde el costo de construir es menor, para instalar sus centros de datos. Aquí, los centros de datos en zonas con escasez de agua aumentarán casi 60% el año que viene”.
Los centros que albergan servidores de IA generan calor y requieren enfriamiento constante mediante sistemas eléctricos o grandes volúmenes de agua, lo que incrementa su huella medioambiental. Expertos advierten que este crecimiento acelerado del consumo energético pone presión sobre regiones ya vulnerables.
Miller añadió que es necesario informar a autoridades y tomadores de decisiones sobre el verdadero costo ecológico de estas tecnologías.
“El uso de ChatGPT, un correo electrónico o una búsqueda aumenta todo el tiempo. Es necesario conocer los hechos, generar resistencia e informar a políticos y funcionarios para que tomen en cuenta el impacto medioambiental”.
El especialista concluyó que la discusión sobre IA no puede centrarse solo en innovación o productividad: requerirá políticas públicas que atiendan su creciente huella ecológica.
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