Guadalajara, Jalisco.
Desde hace 16 años, Dominga paga por una casa que se está cayendo a pedazos. Y lo peor es que así ha estado desde que la comenzó a pagar. Además, a pesar de que el Poder Judicial emitió una sentencia a su favor, rescindiendo el contrato de compra-venta del inmueble,
el Fovissste continúa reteniéndole el 30 por ciento de su pensión por el crédito hipotecario que le otorgó para comprar esa vivienda.
En 2009 Dominga Ángeles Rubio compró una casa en el fraccionamiento Urbi Paseos del Santiago, en Coyula, del municipio de Tonalá. Ella se enamoró inmediatamente de la vista hacia la Barranca de Huentitán y decidió que ése sería su nuevo hogar.
Sin embargo, bastó con que las lluvias aparecieran para que las paredes comenzaran a crujir. El temporal sacó a flote la negligencia con la que fue construida la casa. Rápidamente enormes grietas se extendieron por las paredes; los castillos se desprendieron y varias raíces crecieron al interior de la estructura, destruyéndola centímetro a centímetro.

Foto: Adán Padilla
Imposible, no se podía vivir ahí.
"Hoy hay muchas (irregularidades), pero desde el principio se comenzó a abrir un hoyo. Comenzó chiquito y se fue haciendo grande, hasta llegar a dos bloques", explicó.
Un mes después, Dominga demandó la rescisión de contrato celebrado con las inmobiliarias Promoción y Desarrollo Urbi y Urbi Construcciones del Pacífico, así como el pago por concepto de daños y prejuicios.
Este conflicto jurídico terminó en una sentencia definitiva a favor de Dominga, la cual obligaba a la constructora a devolverle su dinero, así como el pago de los intereses moratorios. El fallo fue facilitado, en gran parte, por la "rebeldía" de las sociedades anónimas, pues nunca comparecieron ante la autoridad.
- No obstante, la empresa desapareció sin cumplir con los acuerdos emitidos en la sentencia definitiva.
"Tengo dos sentencias ganadas, pero desapareció la empresa y no hay quien me pague y Fovissste me sigue descontando el crédito", narró.
Desde entonces, la historia no ha tenido un final justo, pues el Fovissste le sigue cobrando a Dominga cada mes, argumentando que el trato fue “entre particulares” y que ellos sólo fungieron como la institución que otorgó el crédito, sin responsabilidad alguna sobre el estado del inmueble.
Mientras tanto, la mujer continúa viendo cómo se le descuenta el 30 por ciento de su pensión por una casa inhabitable.
Hoy, lo único que pide es llegar a un acuerdo que le permita detener esos descuentos y cerrar, por fin, un capítulo que le ha costado 16 años de angustia y pérdidas.

Foto: Adán Padilla
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