Duro golpe para los dos hombres considerados más poderosos en el fútbol: Joseph Blatter, presidente de la FIFA desde 1998, y Michel Platini, presidente de la UEFA desde 2007, fueron suspendidos 8 años de cualquier actividad relacionada con este deporte, anunció este lunes la justicia interna de la propia Federación Internacional.
Si bien los cargos de corrupción no fueron mantenidos, se les consideró culpables de "abuso de posición", "conflicto de intereses" y de "gestión desleal". Platini fue castigado además con pagar una multa de 80.000 francos suizos (74.000 euros), más alta que la de Blatter, fijada en 50.000 francos suizos (46.295 euros).
El pago de 1,8 millones de euros en 2011 de Blatter a Platini, supuestamente por trabajos de asesoría concluidos una década antes sin mediar contrato escrito, motivó el pasado 8 de octubre una suspensión provisional que duraba hasta principios de enero, a la espera de este fallo sobre el fondo del asunto.
El calendario de recursos juega ahora contrarreloj para Platini, que esperaba poder presentarse a las elecciones presidenciales de la FIFA, que se celebrarán el 26 de febrero.
Tanto Blatter como Platini anunciaron su intención de recurrir, sin descartar acudir a la justicia civil si es necesario.
El abogado de Platini, Thibaud d'Alès, denuncio el "cinismo procedimental" de la FIFA, que no facilitará su "decisión motivada" de la suspensión, necesaria para recurrir, hasta la primera quincena de enero, lo que dificulta todavía más los plazos para el francés.
Un saco de boxeo
La reacción de Blatter a su sanción fue casi inmediata, mediante una conferencia de prensa en el restaurante de lujo que ocupa ahora el edificio que fue sede histórica de la FIFA en Zúrich. En su intervención ante los periodistas dijo sentirse "traicionado" por la Comisión de Ética de la FIFA y se indignó por haber servido de "punching ball" (saco de boxeo).
"Para ser condenado ocho años hay que cometer algo grave", señaló, afirmando que cree que Platini es "un hombre honrado".
El dirigente suizo, de 79 años y que lleva cuatro décadas en distintos cargos en la máxima organización del fútbol mundial, estaba ya próximo a la retirada, pero esperaba poder continuar en el cargo de presidente de la FIFA hasta la elección de su sucesor en ese Congreso extraordinario de finales de febrero.
Blatter está además imputado por la justicia suiza por este caso, que se está investigando. Nathalie Guth, portavoz del fiscal general suizo, señaló a la AFP que la decisión de la FIFA "no tiene influencia en los procedimientos penales".
Platini, de 60 años, considera que está siendo víctima de "una auténtica farsa".
"Esta decisión no me sorprende", afirmó Platini en un comunicado tras conocer la suspensión. "Es una puesta en escena para ensuciarme mediante instancias que conozco bien y a las cuales niego hoy toda legitimidad y credibilidad", subrayó.
Un veredicto de tarjeta roja para el que fuera en su día el mejor futbolista del mundo, con tres Balones de Oro en su palmarés, años gloriosos en la Juventus y el título de la Eurocopa-1984 para Francia.
La UEFA mostró pronto su respaldo a Platini en su derecho a "un proceso justo" y se mostró "extremadamente decepcionada" con la noticia.
'Annus horribilis'
La doble decisión del lunes puede ser un momento que resume lo vivido por la FIFA en el 'annus horribilis' 2015, marcado por escándalos de corrupción desde la detención el 27 de mayo en Zúrich de siete dirigentes.
Aquel escándalo hizo que Blatter, que el 29 de mayo había sido reelegido para un quinto mandato que debía durar hasta 2019, anunciara el 2 de junio su próxima marcha y la convocatoria de un Congreso para determinar su sucesor.
Platini inició la carrera presidencial como favorito, consiguiendo el apoyo de varias confederaciones, pero lo que parecía un camino por la alfombra roja hacia el sillón de la FIFA terminó convirtiéndose en un calvario a ritmo de novela por entregas.
A la espera de qué ocurre con los recursos de Platini, los aspirantes a la presidencia de la FIFA son cinco: el suizo-italiano Gianni Infantino, el jeque bahreiní Salman bin Ibrahim al Jalifa, el príncipe jordano Alí bin al Hussein, el sudafricano Tokyo Sexwale y el francés Jérôme Champagne.
Sea quien sea el nuevo jefe de la FIFA, tendrá muy complicado reconstruir la credibilidad de una institución, que la corrupción ha dinamitado.
Hasta ahora, 39 dirigentes o exmiembros y excolaboradores de la FIFA han sido imputados en los últimos meses por la justicia norteamericana, a quienes acusa de haber creado un sistema de sobornos que habría movido cerca de 200 millones de dólares desde 1991.
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