Guadalajara, Jalisco
Mientras más de 90 municipios violan las normas ambientales, la autoridad que debería sancionar apenas actúa. La basura se acumula y las consecuencias también.
Aunque la gran mayoría de municipios en Jalisco incumple de manera sistemática las normas que regulan la construcción y operación de los rellenos sanitarios, la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (Proepa) tampoco ha actuado con la firmeza que el problema demanda.
Por un lado la Semadet afirma que 93 municipios incumplen la NOM 083, pero la Proepa sólo detectó irregularidades en 14 localidades en el último sexenio.
Según información obtenida vía Ley de Transparencia, de 2019 a finales de 2024, el organismo reconoció 49 basureros con omisiones y sólo impuso 15 clausuras.
Pero no se trata sólo de cerrar y ya.
La Proepa atraviesa por un dilema, pues restringir las actividades de cada vertedero que incumpla la ley ambiental paraliza la capacidad de los municipios para recolectar y eliminar su basura.
En ciertos lugares puedes cerrar el sitio cuando hay alternativas cercanas para que ese municipio vaya a disponer (su basura) a un lugar que está mejor controlado; pero en otros casos no lo hay.
Y como ejemplo de esto tenemos a Tepatitlán de Morelos.
A finales de 2024, la saturación del basurero de San Bartolo y sus repetidos incendios obligaron a la autoridad municipal a cerrarlo. Inmediatamente, y de forma improvisada, el Gobierno construyó otro vertedero a la altura del kilómetro 17.5 de la carretera Tepatitlán-Tototlán. Éste violaba varias de las disposiciones legales, contaminando agua, suelo y aire.
- Por la gravedad de sus omisiones, la Proepa clausuró el sitio, metiendo en un gran aprieto al municipio, porque sin basurero no tenía cómo deshacerse de 160 toneladas diarias de basura.
La regidora Claudia Franco informó que, desde entonces, Tepatitlán ha gastado 10 millones de pesos para trasladar su basura a Zapotlanejo.
“Justo está ahí la incongruencia: has gastado 10 millones para estar trasladando la basura a otro lugar, cuando con 10 millones por lo menos sería el inicio de un buen proyecto”.
Y eso no es todo. En la sesión del Pleno del Ayuntamiento del 8 de abril pasado, se aprobó una ampliación presupuestaria de cuatro millones para trasladar los residuos, quitándole fondos a la Dirección de Desarrollo Urbano y Obras Públicas.
Así que lo barato sale caro. Aunque los gobiernos municipales podrían justificar que omiten deliberadamente la norma por falta de recursos, la profesora de la División de Ciencias Biológicas y Ambientales del CUCBA, Paulina Beatriz Gutierrez Martínez, advirtió que esa decisión es más costosa a largo plazo.

Fotografía: UdeG
“(La mala gestión de los basureros) aumenta los costos a largo plazo. Es más caro, económicamente hablando, mitigar o remediar que hacer las cosas bien desde un inicio”.
La encrucijada es esta: por un lado los gobiernos municipales, como el de Tepatitlán, argumentan falta de recursos para construir y operar un relleno que cumpla la Norma, pero no hacerlo implica que habrá contaminación y castigos del Estado que los harán gastar más fondos y desproteger áreas clave.
Por ello, Gerardo Bernache insistió en los rellenos sanitarios intermunicipales.
“Cuando (los ayuntamientos) se suman a otros ocho o 10 municipios y entre todos ponen una bolsa de recursos, nombran un comité o una coordinación técnica (...) y todos confluyen en un sitio intermunicipal, puede tener una vida útil más larga y mejores prácticas de operación”.
Ahí está la voz de los expertos. Lo que resta es la voluntad de la autoridad que también ha desaprovechado oportunidades para crear mecanismos eficientes de reciclaje y valorización energética de la basura, estrategias que también exigen una participación activa de la ciudadanía.
¿Pero cómo vamos en ese tema? Eso lo veremos en la tercera parte de este trabajo especial.
Investigación de Adán Padilla.