San José, Costa Rica.
Nicaragua decidió este retirarse del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en rechazo al informe de un grupo de expertos del organismo que acusa al Gobierno de tener una "maquinaria de represión" y acabar con el Estado de derecho en el país centroamericano.
"Nicaragua transmite su decisión soberana e irrevocable de retirarnos del Consejo de Derecho Humanos y de toda actividad relacionada con este Consejo y todos sus mecanismos satélites", anunció en medios oficialistas Rosario Murillo, copresidenta de Nicaragua junto a su esposo, Daniel Ortega.
Ortega, exguerrillero de 79 años que gobernó Nicaragua en la década de 1980 tras el triunfo de la revolución sandinista, está en el poder desde 2007 y sus críticos lo acusan de instaurar una "dictadura familiar", junto a su esposa, de 73 años.
En su informe anual, el Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua aseguró que, con una reforma constitucional que entró en vigor el 18 de febrero, el gobierno "eliminó los pocos controles institucionales que quedaban" y creó un "poder ejecutivo con dominio absoluto",
Los expertos acusaron al "régimen de Ortega y Murillo de ejecutar sistemáticamente una estrategia autoritaria de dominio del país, mediante la comisión de graves violaciones de derechos humanos".
Según el reporte, publicado en Ginebra, "el gobierno reclutó a excombatientes, militares y policías retirados, jueces y empleados públicos, para que se unieran" a un ejército de decenas de miles de encapuchados que vigilan y reprimen a la población.
- Vestidos con camiseta blanca y pantalón negro, unos 30.000 encapuchados, que formaron filas en la Plaza de la Fe en Managua, fueron juramentados por Ortega y Murillo en la noche del miércoles para unirse a otros 50.000 del resto del país.
- "Caja de resonancia" -
Ambos aumentaron el control sobre la sociedad nicaragüense tras las protestas de abril de 2018, que consideraron un intento de golpe de Estado patrocinado por Washington y cuya represión, en la que según el Grupo de Expertos participó el ejército, la policía y paramilitares encapuchados, dejó más de 320 muertos.
"El autodenonimado Grupo de Expertos, la Oficina del Alto Comisionado y el Consejo de Derechos Humanos se han convertido en caja de resonancia de quienes atentaron contra la paz y tranquilidad", agregó Murillo, en referencia a los manifestantes.
La copresidenta nicaragüense aseguró que "esos informes son un obstáculo para el desarrollo económico y social" del país, y calificó a esos órganos de la ONU de "irrespetuosos" que "perdieron su naturaleza y esencia".
"No los reconocemos y no nos vemos siendo parte o cómplice de atropellos contra la soberanía, la igualdad de los Estados, la dignidad de los pueblos", agregó.
La reforma constitucional establece la "vigilancia" sobre la prensa y la Iglesia, y el despojo de la nacionalidad nicaragüense a quienes el gobierno considere "traidores a la patria", como hizo con unos 450 críticos y opositores expulsados del país en los últimos años.
"Nicaragua se ha convertido en un lugar de vigilancia y silencio impuesto para quienes permanecen, mientras que aquellos que se atreven a resistir, o que simplemente son percibidos como disidentes, enfrentan una vida de apátrida y exilio" dijo Reed Brody, miembro del Grupo de Expertos.
Los investigadores de la ONU instaron a la comunidad internacional a tomar medidas decisivas para abordar estas violaciones.
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