Guadalajara, Jalisco.
México ha agotado el 88% de sus reservas probadas de petróleo, advirtió el doctor Luca Ferrari, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias y participante en el XIII Coloquio Internacional sobre Biodiversidad, Recursos Naturales y Sociedad.
Durante su intervención, Ferrari destacó que el país ya no es un exportador neto de energía y enfrenta una dependencia creciente de combustibles fósiles importados, como gas natural y gasolina. “El petróleo fácil y barato ya se acabó; lo que queda es caro y complicado de extraer”, subrayó.
El declive del petróleo en México
Desde el auge petrolero de los años 80, impulsado por el descubrimiento del yacimiento Cantarell, México ha experimentado un colapso sostenido en su producción de hidrocarburos. Actualmente, el país produce la mitad de lo que generaba hace dos décadas, a pesar de duplicar las inversiones en Pemex Exploración y Producción entre 2019 y 2023.
Cada pozo petrolero produce ahora solo una tercera parte de lo que generaba en el año 2000.
Además, las reservas disponibles están ubicadas a mayores profundidades y en campos más pequeños, lo que incrementa exponencialmente los costos de extracción y reduce los rendimientos. "Estamos en la época del petróleo caro; invertir más no necesariamente significa producir más", explicó Ferrari.
Dependencia energética y renovables: una transición insuficiente
México importa actualmente más energía de la que produce. En 2023, el déficit energético alcanzó el 26%, agravado por la alta demanda de gas natural, que representa el 63% de la electricidad generada en el país. Aunque las energías renovables han ganado espacio en la matriz eléctrica, representando el 21%, aún constituyen solo el 10% del consumo energético total, siendo la biomasa tradicional (leña) una parte significativa de esa cifra.
“El problema es que las renovables, en su mayoría, producen electricidad, y esta solo cubre una quinta parte del consumo energético total. No hay suficiente litio, cobre o níquel en la corteza terrestre para electrificar completamente el transporte o la industria global”, advirtió Ferrari.
Costos crecientes y límites materiales
Ferrari explicó que las tecnologías renovables, como los paneles solares y aerogeneradores, dependen de procesos industriales que aún utilizan combustibles fósiles. Desde la minería, realizada con maquinaria a diésel, hasta la fabricación de acero y silicio ultrapuro, el modelo actual enfrenta límites técnicos y económicos.
“La explotación de yacimientos de minerales críticos, como el litio, requiere remover cantidades cada vez mayores de roca, aumentando el consumo de energía y agua de manera exponencial”, afirmó. Esto, sumado a la ocupación territorial que requieren los proyectos renovables, plantea serios desafíos para una transición energética masiva.
En lugar de apostar exclusivamente por un modelo de crecimiento verde, Ferrari instó a repensar la economía global y reducir el consumo excesivo de recursos. “No podemos pedirle que decrezca a los países que están por debajo del mínimo suficiente. Lo que debemos disminuir es la producción de bienes suntuarios y el consumo desmedido de las élites”, puntualizó.
El doctor concluyó su presentación enfatizando que el camino hacia un futuro sostenible requiere no solo cambios tecnológicos, sino una reestructuración profunda de la economía y los patrones de consumo. "La transición energética debe ser integral, considerando las limitaciones físicas y los impactos sociales, pero también realista sobre lo que podemos lograr en un planeta finito", concluyó Ferrari.
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