Casi todas las concesiones de agua en el Llano en Llamas, en manos de corporativos
Imagen archivo UDGTV. Referencia




Autlán, Jal. 

Cultivos no alimenticios dominan

En los municipios de Autlán, El Grullo y El Limón el 90-95% de la producción agrícola está compuesta por cultivos no alimenticios como caña, agave, aguacate y berries que son importados a Estados Unidos. 

Los municipios de esta región tienen una dependencia total de los alimentos provenientes del Mercado de Abastos de Guadalajara.

La reducción de la producción local de alimentos básicos compromete la soberanía alimentaria del país, es decir, su capacidad para producir los alimentos necesarios para su población. 

Con el 80% de los mexicanos viviendo en ciudades, el 20% restante, principalmente campesinos, es responsable de la producción alimentaria. La urbanización y la apertura de los mercados bajo el modelo neoliberal han favorecido la importación de alimentos.

El descuido de la producción indígena y ejidal afecta la diversidad agrícola y la soberanía alimentaria del país. Afectadas por políticas que priorizan a las grandes empresas agroindustriales, las variedades nativas y plantas útiles, que antes eran parte integral de la dieta local, han sido desplazadas por cultivos industriales y alimentos procesados.

Concesiones de agua privatizadas

En la región del “Llano en Llamas”, el 99% de las concesiones de agua están en manos de empresas corporativas que no producen alimentos, producen bienes mercantiles, lo que deja a la producción indígena y ejidal dependiente del temporal, advirtió el Dr. Peter Gerritsen, investigador del Centro Universitario de la Costa Sur.  

 “Y bueno, también relacionado con esta pérdida de soberanía alimentaria, está el descuido de la producción indígena y la apuesta por las grandes empresas cooperativas. Por ejemplo, hoy en día tenemos un montón de empresas con invernaderos, pero estas no contribuyen al desarrollo de la región ni a la producción de alimentos para la región, ni mucho menos a la producción de alimentos sanos.

Estas empresas extraen recursos, como el agua. Hay un estudio muy interesante de un estudiante, que encontró que casi el 99% de las concesiones de agua en esta región, en el Llano en Llamas, están en manos de estas empresas corporativas.

Esto significa que la producción indígena de la zona depende por completo del temporal, y ya sabemos lo que ha pasado. Ya estamos en junio y no llueve, debido al cambio climático”

Monocultivos: pérdida de saberes agrícolas

El Dr. Gerritsen subraya que los monocultivos como el agave, el aguacate y la caña contribuyen significativamente a la pérdida de conocimientos tradicionales locales.

Por ejemplo, cuando los campesinos empiezan a utilizar fertilizantes sintéticos y agroquímicos, dejan de preocuparse por mantener la fertilidad del suelo de manera natural, perdiendo así conocimientos valiosos.

“Al momento en que un campesino, por ejemplo, empieza a utilizar fertilizantes sintéticos o agroquímicos, se crea una dependencia económica. Ya depende de una empresa que los venda.

Con los fertilizantes sintéticos, el campesino ya no tiene que preocuparse por la fertilidad del suelo, lo que resulta en la pérdida de conocimiento sobre cómo mantener y fortalecer el suelo de manera natural

Además, con los monocultivos, ya sabemos que hay problemas de erosión. El caso del agave es muy emblemático, al igual que el del aguacate. Estos problemas impiden mantener la soberanía alimentaria

Gerritsen también menciona la importancia del concepto de soberanía alimentaria desarrollado por La Villa Campesina, una organización internacional de campesinos. 

Según esta perspectiva, la soberanía alimentaria no solo implica la capacidad de producir suficientes alimentos para la población local, sino también mantener y promover conocimientos, tradiciones y formas de organización locales. Esto se opone al modelo agroindustrial predominante que se ha fomentado en México.

  


Antonio Díaz