MÉXICO
Enclavado en una zona selvática del poblado de Xilitla, en el estado mexicano de San Luis Potosí (centro-norte), el artista británico Edward James concibió un espacio donde su imaginario surrealista pudiera convivir con la naturaleza.
Se trata del Jardín Escultórico Edward James, Las Pozas, considerado el espacio surrealista más importante de México, donde convergen la conservación ambiental, el turismo cultural y la memoria de un movimiento que transformó la mirada moderna sobre lo real y lo imaginario.
"El valor único y excepcional que va a encontrar el visitante en el Jardín Escultórico Edward James, es que puedes pensar que los sueños se materializan, que puedes habitar un sueño en tercera dimensión y transitarlo acompañado de una selva vibrante, de una gran biodiversidad que es única en la huasteca potosina", dijo a Xinhua la directora del espacio artístico, Mariana Pascual.
Su historia inicia en 1947 con el deseo de James de crear su propio Jardín del Edén, sin embargo, en 1962, después de una helada que mató miles de orquídeas que el británico había plantado, comienza la construcción de las estructuras y edificaciones de cemento, que se detiene en 1984 con la muerte de James y fue hasta 1991 que el jardín abrió al público.
Más que un conjunto de estructuras, Las Pozas, como coloquialmente se le conoce, plantea un diálogo entre arte y entorno, en el que columnas, arcadas y escaleras sin destino se integran a la selva, a las cascadas y a la neblina que desciende cada mañana entre las montañas de San Luis Potosí.
"Eso lo podemos encontrar en el jardín porque es una superposición de elementos y de esculturas (...) estructuras de gran formato que muchas veces parecen no tener sentido lógico. No tiene la planeación arquitectónica que podemos esperar de un arquitecto. Se trata del diseño de un jardín, de un paisajista que está buscando una jardinería exquisita", mencionó Pascual.
La superficie del jardín es de 37 hectáreas dedicadas a la conservación ecológica y de ellas, nueve hectáreas conforman el jardín escultórico, donde se pueden admirar más de 28 estructuras y esculturas surrealistas.
El jardín retoma la tradición del paisajismo inglés, donde es común incorporar estructuras inusuales, conocidas como folies, así como la creación de espacios que evocan ruinas o lugares abandonados por el tiempo.
- Por ello, continuó la directora, la combinación entre el diseño del jardín inglés y la estética surrealista no tiene equivalente en otros jardines del mundo, y mucho menos dentro de la propia tradición inglesa.
Un aspecto fascinante del Jardín Escultórico es su manera de integrar la vegetación dentro de una visión profundamente surrealista, pues en este espacio, los elementos naturales conviven con las esculturas de cemento en una armonía orgánica.
En ocasiones, dijo Pascual, no es posible determinar si el diseño original contemplaba la presencia de plantas específicas, sin embargo, existen bocetos hechos a mano por James que revelan su clara intención de que la naturaleza completara su obra.
En los pilares y las columnas de algunas estructuras es evidente que se dejaron vacíos destinados al crecimiento de la vegetación, mientras que en otras piezas, el artista buscó de manera deliberada que las formas escultóricas imitaran a una planta colosal, como si la selva misma cobrara vida en el concreto.
"Actualmente, el jardín escultórico todavía conserva rasgos que eran propios también del interés del autor. Uno de esos es la importancia de la vegetación, de la flora y de la fauna para el propio ambiente del paisaje", detalló la directora.
En 2007, la Fundación Pedro y Elena Hernández, A.C., adquirió Las Pozas con el propósito de preservar las esculturas y conservar el ecosistema que las rodea.
Gracias a este esfuerzo, el sitio mantiene viva la esencia del proyecto original de James, en que el arte y la naturaleza se funden en una experiencia sensorial.
En este entorno protegido por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos de la Secretaría de Cultura, el Jardín Escultórico Edward James recibe una gran cantidad de visitantes, entre ellos, los que buscan una experiencia única que combine la contemplación con el contacto directo de la selva.
Es común también la presencia de familias y adultos mayores, fascinados por la enorme variedad de plantas que crecen entre las esculturas, un verdadero paraíso para los amantes de la jardinería.
El sitio atrae además a artistas de distintas partes del mundo, interesados en adentrarse en la imaginación surrealista que caracteriza a Las Pozas y atrae también a quienes buscan inspiración en el entorno o a quienes pretenden experimentar la fusión entre el arte y la naturaleza que caracterizan al espacio.
Numerosos arquitectos visitan también el jardín con el propósito de estudiar la forma en la que James integró los principios del paisajismo inglés, en una región tan húmeda y exuberante como la Huasteca Potosina.
La humedad y el paso del tiempo representan constantes desafíos para conservar el jardín escultórico, un sitio que se ha convertido en punto de encuentro para soñadores, creadores y amantes de la naturaleza.
Debido a su relevancia, el Jardín Escultórico Edward James, Las Pozas, forma parte del patrimonio cultural de México, ámbito que coordina y promueve la Secretaría (ministerio) de Cultura mexicana a través de distintas instituciones.
En 2012, fue declarado por el Gobierno mexicano como Monumento Artístico de la Nación, designación que reconoce su valor histórico y estético relevante, además de reconocerlo como sujeto al sistema nacional de preservación artística del país latinoamericano.
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