Guadalajara, Jalisco
La construcción subterránea de la Línea tres del Tren Ligero, ha traído como consecuencia la incertidumbre para personas que durante toda su vida habían tenido tranquilidad, y ahora la perdieron.
A consecuencia del cierre obligado de la Avenida Alcalde, las rutas de los camiones fueron desviadas hacia la calle Belén, donde pasan cientos de camiones diariamente y eso ha conmovido cimientos, muros y techos de muchas fincas que son relativamente antiguas y a las que antes nada les ocurría.
Ahora, con el temblor cada vez que pasa un camión por enfrente, y el ruido que provoca, aquello resulta insoportable. Techos y pisos se han comenzado a aflojar y a removerse, por la frecuente vibración que producen los autobuses.
Y sin embargo la autoridad no interviene, porque si los camiones transitaran a velocidad normal, al menos habría menos ruido y la vibración se reduciría también, pero a los agentes de Movilidad que envían a supervisar el paso camionero.
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