Ocotlán, Jalisco
La digitalización acelerada y abrupta de muchos procesos económicos debido a la pandemia de Covid-19 no sólo puso en evidencia la precariedad y el atraso tecnológico en el que trabajaban muchos sectores sino que también se convirtió en el impulso obligado para la reinvención y para el aprendizaje de tecnologías. El comercio, los servicios, el empleo, la educación, la salud y otros sectores tuvieron que improvisar nuevas estrategias para hacer frente a dos urgencias: cuidar la salud tratando de trabajar desde casa, así como seguir impulsando la economía para enfrentar la crisis. La digitalización pasó de ser una opción a convertirse en una obligación abrupta.
En este sentido, un dato importante es que más del 90 por ciento de las actividades productivas en México no usan tecnología ni computadoras conectadas a internet, por lo que si se invierte en la digitalización de los procesos se podría lograr un crecimiento económico anual de 3 por ciento adicional, según dieron a conocer representantes de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), Hannover Fairs México y la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI). Esto significa que todo el sector industrial soporta un atraso importante en la incorporación de tecnología, por lo que si se acelera la incorporación se podría dar un gran salto.
El fortalecimiento de lo que se denomina la industria 4.0 podría generar 35 mil millones de dólares de ingresos anuales, así como 600 mil empleos adicionales a los generados. La oportunidad es importante, ya que se trata de la mitad de los puestos de trabajo que requiere México al año para atender la demanda de los trabajadores, y más si consideramos que la economía se encuentra en recesión y millones de empleos se han perdido o se encuentran en pausa.
Cuando la pandemia obligó a las economías a paralizarse no solo quedaron al descubierto la precariedad, la informalidad, la desigualdad y las injusticias en el mercado, sino que también se puso en evidencia el rezago que existe en cuanto a ciencia y tecnología, así como el divorcio entre la educación y la incorporación de tecnología en los sectores productivos. La misma educación está siendo sacudida por la virtualización de clases y la reinvención de procesos de enseñanza aprendizaje. Entonces, imaginen cómo están los sectores lejanos a la educación.
Pero dentro de la doble crisis que vivimos actualmente, hay aspectos que son irreversibles: la economía tiene que seguir funcionando y para hacerlo en contexto de pandemia debe incorporar tecnología en forma acelerada y digitalizar muchos de sus procesos. El primer momento fue acelerado y desordenado por una cuestión de sobrevivencia, Pero el siguiente paso debe ser más planificado, ordenado y con miras al mediano y largo plazo: la educación debe favorecer la formación rápida en cuestiones de tecnología y digitalización, así como la iniciativa privada y los gobiernos deben invertir más en tecnología, en alfabetización digital y en competencias digitales. Así como el rezago tecnológico puso en aprietos a muchos sectores económicos, ahora debe convertirse en la gran oportunidad de recuperación.
Por Héctor Farina Ojeda