Pocos fueron los calandrieros que trabajaron este martes, luego que el ayuntamiento de Guadalajara supervisó las condiciones de traslados de los equinos a los lugares de trabajo.

Pedro Aguilar Bautista, propietario de una calandria pidió flexibilidad al ayuntamiento tapatío, debido que son pocos los que tienen un remolque para el traslado de los caballos y las calandrias por lo que pidió tolerancia y tiempo para poder adquirir un vehículo especial para el traslado.

En el sitio estuvo personal de la Unidad de Protección Animal del Ayuntamiento de Guadalajara, quienes supervisaron el descenso de los animales de los vehículos de arrastre, y también les realizaron apercibimientos a los propietarios de las calandrias, entre ellos una rampa para la bajada de los equinos y no sufran alguna lesión en el brinco del remolque a la banqueta.

De un total de 55 calandrias que se ubican en la zona del templo de Aranzazu, sólo  seis acudieron a trabajar.

-Deberán acudir a revisión-

Un total de 10 calandrias comenzaron a trabajar de nuevo en el centro de Guadalajara desde este martes al acreditar su traslado en remolques, y aunque en un principio fueron retirados con policías, finalmente personal veterinario acudió al sitio para realizar la revisión médica a los animales, tal como fue establecido por el municipio, que fijo como obligatorio el traslado en remolques y la constancia de buena salud.

El resto de calandrieros deberán asistir este miércoles al parque agua azul para compensar su revisión como detalló el presidente municipal Enrique Alfaro.

A partir de las ocho de la mañana del miércoles, el equipo médico de la Universidad de Guadalajara (UdeG) comenzará las revisiones de los cerca de 100 caballos activos que trabajan en el centro de la ciudad y ahí mismo se verificará que todos lleguen en remolques específicos que además de garantizar el traslado seguro del animal, se asegure el acceso fácil desde el suelo hasta el vehículo, de lo contrario no podrán regresar a trabajar. 

Recordarás que: No existió restricción para que las calandrias detuvieran actividades