El Análisis | De intenciones y recuperaciones
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Ocotlán, Jalisco

Además de la urgencia sanitaria de enfrentar la pandemia y cuidar a la gente, la preocupación por la economía es cada vez más grande, a sabiendas de que la paralización de actividades agudiza la pobreza y la precariedad de millones de personas. En este contexto, la gran pregunta es cómo se reactivará la economía luego de la pandemia. Y en este sentido el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció una serie de acciones con miras a reimpulsar la economía. Desde reducción de salarios, mayor austeridad en el gasto público hasta la inversión en obra pública y la concesión de más de dos millones de créditos personales: con eso espera no sólo enfrentar la recesión sino generar dos millones de empleos.

Veamos los detalles: el anuncio es que se darán 2 millones cien mil créditos personales para la vivienda y para empresas familiares, tanto formales como informales. Con el mejoramiento de 50 mil viviendas, la ampliación del programa Sembrando vida, la ampliación del ferrocarril del Istmo, de puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz, así como las obras del Tren Maya y la refinería en Dos Bocas se espera dinamizar la economía y generar muchos empleos. Las medidas apuntan a la inversión en la obra pública y a la concesión de pequeños créditos.

Por el lado de la inversión en la obra pública y por la concesión de créditos, estamos ante buenas intenciones. Una buena inversión estratégica en infraestructura y un incentivo para los pequeños emprendedores siempre vienen bien para crear fuentes de trabajo y cuidar a las microempresas. La idea de canalizar los recursos hacia proyectos que detonen el empleo en forma rápida es una medida reactiva, al igual que la concesión de créditos. Las dudas de fondo son cuándo comenzarán estas inversiones y cómo funcionará el sistema de créditos, además de las condiciones y los resultados que podrían esperarse. Para los optimistas, hay que esperar una reactivación importante y menos elitista, es decir no solo de las empresas grandes.

Por el lado de las expectativas, no es la primera vez que se hacen anuncios de inversiones en obras públicas y de favorecer a los pobres y los pequeños empresarios. Hasta ahora no se han visto buenos resultados. Al contrario, la economía se estancó en 2019 -antes de la pandemia- y para 2020 hay pronósticos cada vez más catastróficos. No se ha recuperado la confianza para la inversión y no se ve cuándo se vaya a recuperar, sobre todo porque no sabemos cuándo acabará la contingencia ni cuáles serán las consecuencias económicas finales. Y como ya lo hemos visto, los anuncios y las buenas intenciones no sirven de mucho sin hechos concretos.

Pero lo que resulta muy poco creíble es que se vayan a generar 2 millones de empleos en 9 meses, en tiempos de pandemia y con la paralización -hasta ahora por tiempo indefinido- de la mayoría de las actividades productivas y comerciales. El año pasado apenas se crearon 324 mil empleos, con mejores condiciones y sin pandemia. La cifra de 2 millones de empleos se parece mucho a la promesa de crecer cuatro por ciento al año en promedio: se ve demasiado lejana. Considero que hay buenas intenciones, pero no veo el plan. Eso aleja cualquier buen resultado.

Por Héctor Claudio Farina