El 28 de julio pasado, en la madrugada, un deslave provocado por fuerte tormenta que se precipitó sobre gran parte de la zona norte de Guadalajara, desgajó parte del camino de bajada al fondo de la barranca de oblatos, a medio kilómetro de la entrada y a poco menos de un kilómetro de la pista de atletismo a la que miles de personas acuden diariamente para ejercitarse.

El paso fue suspendido para seguridad de los paseantes, pero al cabo de un mes y ocho días fue reabierto el camino, ya reparado. Así lo comentó el comerciante Noé Enrique Regalado, uno de los afectados por el cierre de la barranca.