Guadalajara, Jalisco.
El cambio de ciclo en México siempre viene acompañado de un misticismo que transforma los mercados en centros de consulta para la buena fortuna.
Más allá de la fecha exacta, los pasillos de granos y comercios de ropa en Guadalajara y Zapopan se convierten en el escenario de tradiciones que buscan atraer la abundancia y el bienestar.
En esta temporada, la lenteja se corona como la reina de los rituales: para muchos tapatíos, este pequeño grano es un símbolo sagrado que debe estar presente en la mesa o en los bolsillos para asegurar que el dinero fluya durante todo el calendario.
Jesús Daniel, comerciante de semillas, asegura que a pesar del paso de los años, los jóvenes siguen los pasos de sus padres.
En su hogar, el ritual es minucioso: además de las lentejas, acostumbran tirar monedas al piso para atraer riqueza y "sacar todo lo viejo" de la casa, permitiendo que la energía se renueve.
Es una mezcla de fe y costumbre que sobrevive incluso ante los retos económicos, demostrando que la creencia en un mejor mañana sigue siendo un pilar en la cultura local.
“Sí, sí la están siguiendo porque esta temporada llevan tanto lenteja chica como lenteja grande, se lleva garbanzos, se lleva haba. Por el frío también la gente la usa mucho”.
“Pues la gente está basada en que le vaya bien todo el año y por eso practican esa esa tradición anualmente”.
“Nosotros practicamos la tradición de llevar lentejas a la casa, tirar dinero, monedas en el piso, este sacar todo lo viejo para que el año nuevo entre el año nuevo nuevo”.
“Yo digo que todavía subsisten porque los jóvenes de ahora siguen las tradiciones de los padres y no creo que se terminen. El mexicano es de mucha tradición”.

Foto: Julio León
Sin embargo, no todas las prácticas mantienen la misma fuerza.
En el terreno de la ropa interior, la venta de los clásicos calzones rojos para el amor y amarillos para la abundancia muestra un ritmo más pausado.
Comerciantes como Alejandro perciben que esta costumbre ha comenzado a disminuir, influenciada por un cambio generacional y un consumo más medido.
Aun así, el amarillo sigue siendo el color por el que más preguntan, reflejando que, ante la incertidumbre financiera, la prioridad para muchos es asegurar la estabilidad económica antes que cualquier otra petición.
“Pues preguntan mucho, pero en realidad está tranqui, pero creo que al final es es una costumbre medio vieja y a muchos no la utilizan en realidad, entonces”
“Yo digo que sí, la tradición ya está disminuyendo. Eso y que digo Creo que económicamente la gente tampoco está muy bien, entonces ya no ya no gastan tanto ni de forma tan impulsiva”.
“Pues yo creo que al final este la gente está bien que encuentre algo en lo que creer, digo, finalmente de cada quien tiene sus costumbres, su tradición y siempre todo se respeta”.
A estos actos se suman clásicos que se resisten a desaparecer: desde las 12 uvas cargadas de propósitos hasta el simbólico paseo con las maletas por la calle.
Ya sea como un acto de fe o como un simple recordatorio de sus metas, los tapatíos encuentran en estos rituales una dosis de optimismo.
Entre granos de lenteja y brindis, la tradición se mantiene como el lenguaje con el que la ciudad le pide al destino un año de paz, salud y, sobre todo, prosperidad.
Por Julio León
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