La papa, producto tradicional de la dieta alemana, vive un nuevo auge
Crédito: Hauke-Christian Dittrich/dpa




 Berlín, Alemania.

El consumo de patatas (papa) en Alemania experimenta un nuevo auge después de que este producto tradicional de la cocina alemana perdiera popularidad en las últimas décadas, acusado de engordar y formar parte de platos pasados de moda.

  • Si bien el consumo de patatas per cápita en Alemania no es desde hace tiempo tan alto como en los años 50, cuando se estima que era de unos 180 kilos por persona, en 2024 el consumo de este tubérculo volvió a superar los 60 kilos per cápita, según cifras del Centro Federal de Información Agraria (BZL).

El consumo per cápita se incrementó entre julio 2023 y junio de este año de 55,7 a 63,5 kilos, el consumo más alto en 12 años.

"En comparación con el año anterior, el consumo calculado de patatas frescas aumentó en 8,4 kilogramos por persona, hasta 25,5 kilogramos", añadió el centro. En cambio, el consumo de productos como patatas fritas, ensalada de patata y chips de patatas descendió a 38 kilogramos.

Los expertos tampoco tienen claro por qué se compraron tantas patatas frescas.

"Una posible razón podría ser, entre otras cosas, que muchas ofertas especiales de los minoristas de alimentación, como tamaños de envase más pequeños, aparentemente han llevado a la gente a comprar más patatas", señaló el director del BZL, Josef Goos.

Otra razón podría ser el aumento de las ventas de los vendedores directos en las granjas en lugar de los supermercados.

La patata desempeña sin duda un papel especial en la historia de Alemania. Originaria de los Andes, en Sudamérica, inició su marcha triunfal en territorio alemán a mediados del siglo XVIII.

En la década de 1750, el rey prusiano Federico el Grande ordenó su cultivo sistemático. Fue el primer gobernante de Europa en reconocer que este alimento de fácil cultivo podía evitar las frecuentes hambrunas.

La papa, producto tradicional de la dieta alemana, vive un nuevo auge

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Mucha gente en Alemania sabe por su propia familia hasta qué punto la promesa de la patata como alimento salvador se fijó profundamente en la mente de la gente. Los familiares que vivieron la Segunda Guerra Mundial y la posguerra son generalmente grandes aficionados a la patata.

"La patata es muy adaptable y se adaptó bien a nuestro clima y a nuestro suelo", explicó el sociólogo de la alimentación alemán Stefan Wahlen. A esto se suma su buen nivel de tolerancia en comparación con otros alimentos que proporcionan carbohidratos, como el trigo.

"Esto convierte a la patata en un alimento barato, nutritivo y almacenable. Como resultado, la patata, siendo un alimento extranjero, se adaptó a tal punto que se integró activamente en la cultura alimentaria existente e incluso se convirtió en un alimento formador de identidad para los alemanes", señaló Wahlen.

"No me parece que el regreso de la patata sea una casualidad", añadió el sociólogo. "Es el resultado de una combinación de hábitos culinarios de los consumidores y medidas para aumentar su atractivo por el lado de producción”, afirmó.

Añadió que la patata se ofrece como una opción muy práctica para los consumidores y ahora además es considerada barata y sana. En resumen, se trata de una tendencia retro que está cosechando éxitos.