Aplausos y abucheos contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, marcaron este viernes la apertura de los primeros Juegos mundiales indígenas, que se celebran en la Amazonía brasileña.
La ceremonia inaugural de los Juegos en la ciudad de Palmas debía limitarse a la evocación de destrezas ancestrales como el tiro con arco, con la participación de atletas de lugares lejanos como Mongolia y Nueva Zelanda, además de cientos de representantes brasileños.
Pero el enojo de las tribus locales con las autoridades pronto saltó a escena, para denunciar lo que describen como la usurpación y destrucción de sus territorios.
"¡Esta tierra es nuestra!", gritaron integrantes de un numeroso grupo desde la platea antes de que comenzara la ceremonia en un estadio al aire libre, a la que asistió la mandataria.
Un anciano tomó el micrófono y, dirigiéndose a Rousseff y a la audiencia, asestó duras críticas a un proyecto de ley con el que el Congreso pretende arrebatar al Ejecutivo la potestad de demarcar tierrasindígenas.
Las tribus, que denuncian el asedio de estancieros armados, consideran que si el Congreso obtiene la atribución de demarcar sus tierras, los procesos de adjudicación se verán de hecho paralizados.
Los pueblos originarios de Brasil llevan décadas luchando contra la expansión de los agricultores sobre áreas que les pertenecían tradicionalmente como habitantes autóctonos del país, y aprovechan las escasas instancias de visibilidad que logran en la prensa para reclamar al gobierno una mayor celeridad en la delimitación de sus territorios.
Cuando la presidenta visitaba una feria de artesanías, antes de la ceremonia, un indígena de torso desnudo y larga cabellera negra la increpó: "¡Estás matando a nuestra gente!". Rousseff pareció no reaccionar a las palabras del hombre, que escapó rápidamente.
La controversia se había desatado días antes del inicio de los Juegos, cuando varios grupos indígenasllamaron a boicotear el evento.
- Juegos Olímpicos alternativos -
En el momento en que se anunció que Rousseff estaba presente en la ceremonia, se escucharon al mismo tiempo aplausos y abucheos.
El líder indígena Marcos Terena tomó la palabra y pidió a la platea dejar de lado las muestras de reprobación, ya que "esto no es una jornada electoral".
Superado el episodio, tuvieron lugar varios espectáculos musicales, danzas en grupo y un vistoso despliegue de trajes, peinados y maquillajes.
Es la primera vez que Brasil abre sus juegosindígenas anuales a delegaciones extranjeras, lo que provocó que el evento fuera presentado por algunos comentaristas como unos Juegos Olímpicos alternativos, un año antes de la gran cita deportiva en Rio de Janeiro.
Los Juegos mundiales indígenas reúnen a 1.800 atletas de Latinoamérica, pero también de Mongolia, Etiopía, Canadá, Japón o Nueva Zelanda, entre otros.
Las pruebas incluyen disciplinas como jabalina, tiro con arco, lucha y "rokra", un ancestro lejano del hockey que se juega en el campo con palos de nuez de coco.
Las competiciones comienzan el sábado y se extienden hasta el 31 de octubre, aunque el "sagrado" torneo de fútbol ya está en marcha.
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