Guadalajara, ciudad de crimen | Parte 3



Guadalajara, Jalisco.

La Agencia Metropolitana de Seguridad… o el Club de Toby

Tratar de conjuntar esfuerzos de las policías del Área Metropolitana de Guadalajara parece ser la gran obsesión de los gobiernos de Movimiento Ciudadano, los cuales parten de la lógica de un debilitamiento de estas corporaciones policiacas a partir de que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, decretó la desaparición del Subsidio para el Fortalecimiento del desempeño en materia de Seguridad Pública, mejor conocido como Fortaseg.

Su pretensión ha sido aplicar la premisa de que “la unión hace la fuerza”. Esto, en ausencia de esos recursos que los gobiernos de Felipe Calderón y luego Enrique Peña Nieto otorgaban a los municipios desde el año 2016, y que en su momento también llegaban a los gobiernos estatales, cuando éstos ejercían la función de seguridad pública en lugar de los primeros, o bien, coordinados con ellos.

De ahí que, cuando la capital de Jalisco y su área metropolitana se pintaron de naranja, Enrique Alfaro promovió desde la alcaldía de Guadalajara la creación de la llamada Agencia Metropolitana de Seguridad.

Marco Valerio Pérez-Gollaz, quien fue su primero y único director, comentó:

“El antecedente es muy importante, es la primera agencia metropolitana de seguridad del país; es una figura que nace a partir del tema de ciudad segura de ONU-hábitat. Es una circunstancia que inclusive a mí me tocó ir a platicar a la Secretaría de Gobernación y cuando entendieron de qué se trataba, cuál era la idea, por supuesto que quedaron asombrados de lo innovadora que era en el tema jurídico-administrativo".

Además agregó que:

"Es entender la seguridad de una manera distinta; no entender la seguridad con una figura de armamento o de patrulla de insignias...

Es una parte nada más eso de lo que significa la seguridad, tener la seguridad desde el punto de vista mucho más amplio, donde realmente la agencia es eso, es un excelente interconector, comunicador y coordinador de esquemas sociales, de esquemas políticos, de esquemas económicos para provocar la tranquilidad de la ciudadanía, para que la ciudadanía pueda recuperar este espacio público y sentirse segura, tranquila, en donde habita. Esa es la realidad: la agencia es un nuevo instituto, es una institución que se crea a partir del nuevo modelo de seguridad”.

Desde entonces, la Agencia prometía mucho. Tanto, que garantizó la tan anhelada homologación salarial entre todas las corporaciones policíacas de la metrópoli.

Así lo anunció en su momento Marco Valerio Pérez:

“Con un gran esfuerzo de los ayuntamientos se pudo generar un presupuesto para darle aumento salarial a más de tres mil elementos policíacos. Estamos seguros que estimulando a los policías podremos tener una ciudad más tranquila. Reconocemos el valioso esfuerzo que ha hecho el Gobierno del Estado, pero entendemos que pueda ser más para tener una homologación salarial”.

La apuesta era alta, pues mientras había oficiales que ganaban 17 mil pesos, otros no llegaban ni a seis mil. Y ese abismo entre un sueldo y otro, así como las diferencias políticas entre un Gobierno del Estado priista y administraciones metropolitanas de MC dejaron esa promesa en una buena intención.

Con esa homologación salarial se quería evitar justo lo que hoy ocurre, cuando sin ir tan lejos, en la propia Zona Metropolitana un policía de línea de Guadalajara puede ganar 20 mil 831 pesos y en Zapopan 20 mil 934 pesos, mientras que el de El Salto percibe un sueldo mensual de 14 mil 815 pesos.

Pero esa diferencia crece todavía más si comparamos esas cifras con lo que ganan policías de municipios como Ciudad Guzmán, La Barca, Huejuquilla, Villa Purificación, Jilotlán de los Dolores, Villa Corona, Tecalitlán, Mazamitla, Puerto Vallarta o San Juan de los Lagos.

De pronto, ese anunciado cierre de filas por la calidad de vida de los policías se convirtió en una cuestión de pesos y centavos, y desde este primer proyecto, como usualmente se dice, los políticos “sacaron el cobre”.

La Agencia Metropolitana de Seguridad inició funciones el 27 de enero de 2017 y en mayo de 2018 Marco Valerio rindió su último informe. Él se fue ganando 91 mil 680 pesos mensuales, la misma cifra que percibió desde su primer día como director, o bien, casi cinco veces más que uno de los policías mejor pagados.

Así, muy cerca del umbral de los 100 mil pesos por mes, a Marco Valerio se le fueron dos años entre juntas, promesas y cursos de capacitación (VA).

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Solo en el primer año de existencia de esta dependencia, en 2017, más de la mitad de los 17 millones 743 mil pesos de su presupuesto se fueron en salarios. Ese porcentaje se repartió entre 27 personas que conformaban la agencia y donde había desde un contralor hasta un notificador.

Un año después, la historia se repitió. De 19 millones 323 mil pesos que acumularon como presupuesto con las aportaciones de los nueve municipios, ocho millones 600 mil se fueron en sueldos.

Tras dos años de buenos ingresos en la Agencia, la homologación no llegó a las policías municipales de El Salto, Ixtlahuacán de los Membrillos, Juanacatlán, San Pedro Tlaquepaque, Tlajomulco de Zúñiga, Tonalá, y Zapotlanejo.

Mientras que en Guadalajara y Zapopan continuaron los policías mejor pagados.

Hoy, la agencia no existe. Ella y sus 27 trabajadores, quienes por mes se llevaban 800 mil pesos en sueldos, se fueron como aparecieron: sin avisar, dejaron solas sus improvisadas oficinas situadas en el edificio de la Comisaría de Zapopan… y nunca nadie dijo si ese ente funcionó, o no.

Pero eso sí, en dos años nos costó más de 37 millones de pesos.

¿Pero fue la Agencia Metropolitana de Seguridad la única estrategia para pacificar la ciudad de Guadalajara? Mañana, la Policía Metropolitana… otro fantasma.

Investigación especial, UDGTV CANAL 44, Víctor Manuel Chávez Ogazón e Isaack de Loza.

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