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(Agencia EFE) Con los cañones del frente preparados, la eventual entrada de las tropas rebeldes en la ciudad desértica de Bani Walid se cocina aún en bambalinas con dos ingredientes esenciales. El primero, la aspiración de evitar a toda costa un innecesario derramamiento de sangre; el segundo, no desperdiciar la oportunidad de dar caza al exhombre fuerte de Libia, el coronel Muamar al Gadafi, y a sus hijos Saif al Islam y Saadi.