Guadalajara, Jalisco. 

Entre cinco a siete salarios mínimos es lo que algunas familias en Guadalajara invirtieron para la realización de la cena de navidad, y aún falta la última cena del año 2023

¿Pero qué implicaciones tiene para el bolsillo de las personas? ¿Es mucho o es poco?

María Matilde Vargas Barrera, habitante de la colonia Vallarta San Jorge en Guadalajara, una de las colonias con mayor plusvalía en la ciudad, comentó que los precios de los alimentos en el Fresko, donde ella suele realizar sus compras, incrementaron hasta un 40 por ciento en comparación del año pasado. 

“Los precios sí están más altos que el año pasado. Normalmente hago el bacalao y me gasté más o menos como mil 500 pesos en la elaboración”.

La manera en la que ella y su familia han hecho frente al incremento en los alimentos, es que cada integrante lleva un platillo, así al final son más las oportunidades que tienen de comer y probar otros alimentos. 

• Pero también está el caso de quienes invierten la misma cantidad de salarios mínimos o incluso menos para un sólo platillo del cual se alimenta una mayor cantidad de personas. 

Raymundo Ernesto López es uno de ellos, en él recayó todo el gasto de la cena navideña y también la que que unos días está por celebrarse, la cena de año nuevo. 

“Más o menos en la cena son como mil pesos de lo que le doy a mi esposa y ella se encarga de comprar las cosas y si hace falta pues ya me pide más pero no lo hizo. En mi familia somos siete”.

En México el 47 por ciento de los trabajadores ganan un salario mínimo, es decir, 6 mil 210 pesos mensuales,

• Lo que significa que para una cena de navidad tuvieron que invertir el 24 por ciento de su salario total, y aún falta la cena de fin de año, lo que implica otra inversión de entre mil y mil 500 pesos, al menos es la cantidad que tanto María Matilde como Raymundo, aseguraron poder gastar. 

También está el caso de quienes ni siquiera hicieron una cena pomposa o con mayor elaboración para navidad y tampoco tienen preparado algo así para fin de año, es decir, cenaron como si fuera cualquier otro día.

Situación que pasó entre cuatro de los habitantes de la colonia Mexicaltzingo a quienes se les preguntó por la cantidad de dinero que invirtieron para la compra de alimentos.