Ya a nadie el importamos: el hastío de la gente que vive junto al río que prometieron revivir
Fotografías: Rocío López




Guadalajara, Jalisco. 

Cansados, hartos, desilusionados así están los pobladores de Juanacatlán y el Salto ante las promesas de administración tras administración para sanear el Río Santiago.

Ya a nadie el importamos: el hastío de la gente que vive junto al río que prometieron revivir

En un recorrido realizado por este medio el fin de semana, los vecinos ya no quieren hablar, las puertas ya no fueron abiertas para denunciar, dicen, para qué si nada va a cambiar, nada ha cambiado.

La desesperanza en su negativa a responder duele, su semblante enfermo les delata, nos estamos muriendo y no les importa. 

El olor fétido es de todos los días, dice una vecina da igual si es temporada de calor o de lluvias, ya nos acostumbramos, a nadie le importa. 

Cansados de dar entrevistas, de manifestarse, porque nada cambia.

Las máquinas para retirar el lirio permanecen inertes, el agua pestilente y con espuma no para de fluir, algunas aves que se atreven a decender con la esperanza de beber de esa agua, retoman el vuelo al acercarse, es insoportable el olor. 

Ya a nadie el importamos: el hastío de la gente que vive junto al río que prometieron revivir

Quienes no acostumbramos esos vapores en el aire, sufrimos dolor de cabeza, ardor en los ojos y garganta, quienes viven aquí ya ni lo sienten, pero sí les enferma, sí les mata. 

El famoso puente que une a Juanacatlán y el Salto donde antes hubo un hermoso mirador es un nido de basura, un pestilente punto al que nadie acude, pero que una vez fue un lugar de reunión familiar y para explorar. 

Quienes quisieron hablar lo hicieron fuera de micrófono, solo con una mirada de nostalgia recordaron años atrás, cuando este lugar fue el lugar de sus travesuras de niños y sólo recuerdan lo que fue y que nunca más será.


Rocío López Fonseca