Guadalajara, Jalisco.
Sin importar las largas filas, el sol y la consideración de tener un alto riesgo de contagios de la pandemia, miles de personas regresaron al tianguis más antiguo de Guadalajara, mejor conocido como El Baratillo.
Familias con niños en brazos y hasta personas de la tercera edad con ayuda de bastones para poder caminar y con cubrebocas improvisados llegaron la mañana del domingo para una fila y sin importar el distanciamiento social esperaron varios minutos para que los empleados del ayuntamiento de Guadalajara les tomaran la temperatura en unos de los 27 filtros colocados para ingresar al Baratillo, donde los asistentes acuden con el pretexto de comprar algo urgente o continuar con la costumbre de solo mirar los artículos que se venden.
Por su parte, Juan Manuel Munguía, Coordinador General de Desarrollo Económico y Combate a la Desigualdad de Guadalajara, aseguró que se se llevó acabo las medidas preventivas, pero las recomendaciones de solo acudan al tianguis a realizar las compras indispensables y de asistir una persona por familia es una medida que pocas personas lo cumplen.
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