Guadalajara, Jalisco.

Luego de que el obispo de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló declaró haber sido detenido en Jalisco por un grupo de civiles armados, el cardenal de Guadalajara, Francisco Robles Ortega confesó que es el pan de cada día cada vez que viajan al norte del Estado.

La situación parece haberse vuelto común entre los sacerdotes de Jalisco, a tal grado que:

“ya no tienen miedo y sólo toman sus precauciones”

Así lo declaró el cardenal, y añadió que la semana pasada fue detenido en dos ocasiones.

“Eso es lo ordinario, no es la primera vez que me pasa, ya he ido para esos rumbos, y están establecidos esos retenes ahí, con armas gruesas, armas largas”.

¿Quién es usted? ¿De dónde viene? ¿A dónde va? y ¿A qué se dedica? son las preguntas que el grupo armado le hace a las personas cada que pasan por los dos retenes que están instalados de manera permanente entre el municipio de Teocaltiche y Villa Guerrero, Jalisco.

Pero eso no es todo, la presencia del crimen organizado va más allá de los retenes, pues desde hace años que los sacerdotes de los municipios del norte de Jalisco le rinden cuentas a ellos y no al Estado.

"Les voy a dar un esquema de cómo opera el crimen organizado, para poder celebrar la fiesta patronal, se tiene que obtener el permiso del encargado de la plaza...

El encargado de la plaza le autoriza al sacerdote celebrar la fiesta patronal, pero tiene que reportarse con el 50 % del resultado de la fiesta ¿Qué les parece?".

Francisco Robles Ortega añadió que las autoridades no cumplen con su deber: brindar seguridad y protección a los ciudadanos, y lamentó la ola de “violencia e impunidad” que en Jalisco y en México se vive todos los días.