Una de cuatro personas sufría problemas de salud mental... y el COVID-19 los empeoró, advierte especialista
Fotografía: EFE/ Juan Carlos Hidalgo




Guadalajara, Jalisco.

Antes de la pandemia por COVID-19 una de cada cuatro personas sufría algún problema de salud mental como depresión, ansiedad u otro, pero al llegar esta emergencia sanitaria se incrementó de manera exponencial, incluso se estima que la mitad de la población mundial, en los momentos más álgidos de la pandemia, presentó alguna de estas enfermedades, advirtió el psiquiatra y director del Hospital Civil Juan I. Menchaca, Benjamín Becerra Rodríguez y agrega que además no hay especialistas para hacer frente a este crecimiento de pacientes:

"El 70 por ciento de la población mundial tiene acceso al menos a un psiquiatra por cada 200 mil

cuando debería de ser un psiquiatra por cada 10 mil, que pasa cuando con eso, que si tenemos un problema de salud pero tampoco hay profesionales de la salud que puedan ayudar ante cualquier problema".

Y más alarmante es que menos del 25 por ciento de los afectados es diagnosticado y tratado de manera oportuna, ya que es este es otro grave problema, para llegar al diagnóstico las personas pueden tardar hasta 10 años en recibir atención integral.

Y por si esto fuera poco, calificó de insuficiente el presupuesto que los países como México le dan a la Salud Mental:

"En promedio, los países destinan menos del 2 por ciento en salud (mental) y de ese dos por ciento vean lo que se va a hospitales Psiquiátricos (70 por ciento) para las enfermedades crónicas que los deterioran, hay enfermedades como esquizofrenia, los trastornos orgánicos cerebrales o algunos grados de disfunción cerebral tipo epilepsia en donde sí tienen que estar hospitalizados o trastorno bipolar, pero de ahí en más todo se tiene que invertir, ojalá y este 70 por ciento se invirtiera en centros de salud, en hospitales de segundo y tercer nivel, creo que ahí está la falla que nosotros tenemos, si le apostamos a la prevención".

Reiteró que la salud mental no tiene nada que ver con locura, sino con calidad de vida.