A través de un comunicado “las fuerzas armadas turcas” informaron que decretaban la ley marcial y un toque de queda en el territorio hasta nuevo orden, firmado por el “Consejo de la paz en el país” que afirma haber “tomado el control”.
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, mencionó que esperaba que prevalezcan la paz, la estabilidad y la “continuidad” del poder en Turquía, escenario del golpe de estado, mientras que en conferencia de prensa con su homólogo ruso Serguei Lavrov, admitió no estar al corriente con los hechos y estar intentando comprender lo que está pasando en el país.
Mientras tanto el presidente, Recep Tayyp Erdogan, intervino por televisión para denunciar "el levantamiento de una minoría en el ejército" y exhortó a los turcos a "congregarse en plazas públicas y aeropuertos" para resistir frente al golpe de Estado.
Erdogan, en declaraciones telefónicas a la cadena CNN-Turk, se mostró confiado en que "de ningún modo los golpistas tendrán éxito".
El presidente turco se encuentra en un lugar "seguro", afirmó una fuente.
En lo inmediato no se sabe el origen de la explosión, pero los aviones seguían sobrevolando durante la noche la capital turca.