Guadalajara, Jalisco.
Como de Ripley. El predio de la Delegación San Antonio Tlayacapan, en Chapala, que era rellenado para robarle espacio al lago y aumentar el terreno tiene escrituras. Es una “extensión” de cinco mil 104 metros cuadrados.
Aunque se trata de un terreno federal, quienes invaden el lago natural más grande en México han podido hacerse de herramientas para blindarse y actuar con impunidad.
En su portada de hoy, el periódico Mural señala al notario público 126, Álvaro Guzmán Merino, quien fue suspendido por un año de sus funciones en julio de 2020, por supuestamente haber avalado la venta de ese espacio propiedad de la nación.
- Según la investigación de la periodista Violeta Meléndez, Guzmán Merino logró retomar sus funciones y escrituró la zona federal en favor del político panista José de Jesús Arambul Solorio, ex candidato a diputado local por el Partido Acción Nacional (PAN) y quien ha sido denunciado públicamente por vecinos de la Colonia San Antonio, en Chapala, por tratar de apropiarse de ese terreno aledaño al Lago de Chapala.
Las escrituras que avaló el fedatario describen a Gerardo Ponce Gómez como el vendedor: una persona involucrada en el ramo de la construcción.
Hoy, el notario Álvaro Guzmán Merino no ejerce tal función. Violeta Meléndez destaca que el gobernador Enrique Alfaro volvió a inhabilitarlo, ahora por dos años, “debido a que se le atribuyen ‘responsabilidades administrativas’”.
El tema de las invasiones es un fenómeno difícil de frenar y que causa un gravísimo daño ambiental. Por un lado, las autoridades federales (la Conagua) están rebasadas en personal para hacer supervisiones y aplicar apercibimientos. Por el otro, hay notarios como Álvaro Guzmán Merino que escrituran terrenos que no pertenecen a ningún particular.
El tema es que, pese a que son exhibidos públicamente y a que existen grupos que defienden al Lago de Chapala, hay camiones con tierra y escombro arrojando esa carga al lago natural más grande en México.
A fin de quitarle espacio en beneficio de una persona que se aprovecha de la falta de supervisión y en detrimento de un ecosistema que es propiedad de la nación.
Por cierto, el predio en San Antonio Tlayacapan fue clausurado por el Ayuntamiento de Chapala, argumentando que “no tenía permisos municipales” (lo que evidentemente no puede ocurrir) y hasta colocó una manta con la leyenda “predio recuperado”.
Pero los activistas que protegen el lago han argumentado que ni la Conagua tiene ganas de proteger al lago, y que cada vez hay más permisos concedidos para construir, por lo que más allá de exhibir estas prácticas, no hay mucho más qué hacer.