Bremen, Alemania.
Los expertos consideran que la publicidad de alimentos ricos en azúcares y grasas diseñada especialmente para niños debería estar más regulada, pues fomenta el consumo de alimentos poco saludables, según el resultado de un estudio realizado con 10 mil niños europeos publicado ayer.
"Sobre todo los niños pequeños no pueden diferenciar la publicidad del resto y por eso están completamente desprotegidos", dijo el coordinador del estudio Wolfgang Ahrens, del Instituto Leibniz de investigación preventiva y epidemiología (BIPS) de Bremen.
En el estudio financiado por la Unión Europea (UE) participaron niños de ocho países europeos.
Además, los padres con un nivel de formación relativamente bajo son menos críticos con los reclamos publicitarios, por lo que los efectos de la publicidad son mayores en sus hijos, explicó.
El compromiso voluntario de los fabricantes de realizar una publicidad responsable para niños no ha funcionado, apunta el informe. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también exige desde hace tiempo a los Gobiernos europeos que regulen de forma más estricta la publicidad con la creación de leyes.
Sin embargo, la asociación alemana de derecho alimentario y consumidores (BLL) opinó que la "prohibición publicitaria no es la solución".
"No se puede dejar a los niños crecer en una burbuja protectora hasta que tienen 18 años. No deben ser excluidos de la publicidad, sino que tienen que aprender cómo tratarla y desarrollar competencia en la publicidad", dijo el director ejecutivo de BLL, Christoph Minhoff.
Los investigadores denunciaron la situación en la que se encuentran los niños europeos: "La frecuencia con la que se dan casos de obesidad y sobrepeso en los niños europeos ha alcanzado un nivel sin precedentes".
De los países que participaron en el estudio, Italia fue el que presentó mayor porcentaje de niños de entre dos y 10 años con sobrepeso con un 42 por ciento. En Alemania, por ejemplo, el 16,5 por ciento de los niños participantes presentaban sobrepeso, mientras que Bélgica presentó la cifra más baja con un 9,5 por ciento. En todos los países, el sobrepeso y la obesidad afectaban más a las niñas que a los niños.
Aunque los resultados no son representativos, para el estudio se escogieron regiones con las características típicas del país, indicó Ahrens.
Los científicos constataron que ni siquiera un tercio de los niños realiza alguna actividad física durante al menos una hora diariamente. El porcentaje de los que sí lo hacen varía de un 2 por ciento en Chipre a un 34 por ciento en Bélgica.
Los investigadores destacaron la responsabilidad política del problema y relacionaron estrechamente la falta de movimiento con el modelo de edificación de las ciudades.
"Los lugares públicos bien equipados y seguros y las instalaciones bien conectadas son la clave para aumentar el ejercicio físico", apuntaron los investigadores.
Además, el estudio demostró que los niños procedentes de familias discriminadas socialmente tienden especialmente al sobrepeso. Estos grupos deberían recibir un mayor apoyo por parte del Gobierno, indicó Ahrens. Asimismo, se debería mejorar la accesibilidad a los alimentos saludables para los consumidores desfavorecidos.
El problema no solo afecta al peso de los niños, sino que también a su salud en el futuro como, por ejemplo, en la propensión a padecer enfermedades cardiovasculares.
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