Órganos al crematorio: secuelas de la burocracia | Familia quiere donar… y empieza su calvario



Guadalajara, Jalisco.  

La familia del maestro Salvador Martínez Flores, de Jalostotitlán, ha vivido dos grandes tragedias: la muerte de su nietecita recién nacida, y la de su hijo. 

Álvaro tenía 27 años. Viajaba en una motocicleta. Derrapó y, al caer, se golpeó muy fuerte la cabeza. Se lo llevaron de emergencia a un hospital particular de “Jalos”, pues no hay hospitales del Estado, pero tampoco era adecuado para tratar ese tipo de lesiones.

Como estaba muy grave, alguien le sugirió llevarlo a San Juan de los Lagos, pero no tuvo una atención médica adecuada porque el especialista no estaba. Al paso de las horas el joven presentó muerte cerebral.

En ese hospital trabaja una médica que también labora en el IMSS de León y fue ella quien le preguntó si quería donar sus órganos. La familia accedió, pero ahí empezó otro calvario.

“Teníamos que contratar a una ambulancia especial. Nos cobraba 7 mil 800 pesos por llevarlo. Yo pensaba que el ser donador de órganos era como una organización nacional que se encargaba y que nos auxiliaban, pero no. Nos dimos cuenta de que no es así: cada quien se encarga de sus gastos”.  

“Nos dicen que no hay quien se encargue de estas situaciones, pero me preguntaba si no hay una comisión estatal. Dicen: tal vez si hay una comisión estatal, pero no tienen presupuesto”. 

Al final, personal del hospital consiguió que le pagaran la ambulancia a la familia del donador para que lo trasladaran al IMSS de León. 

ley donación órganos Alemania Imagen ilustrativa. Fotografía: EFE / Referencial

Álvaro tenía 27 años. Acababa de terminar su carrera de Pedagogía. Como su papá, que es maestro, estaba casado y recientemente había sufrido la muerte de su bebé recién nacida.  

Pero, a pesar de todo este dolor y contratiempos, su familia se aferró, se fijó una meta: donar los órganos de su hijo.

Querían que siguiera viviendo en otras personas y así darles una nueva oportunidad… pero no la tuvieron fácil, pues su hijo tuvo el accidente el domingo y para el miércoles todavía no podían hacer la extracción de los órganos

“Que le den la anuencia para que haga la donación de órganos y si hay algo legal, pues, lo asumimos, yo me pongo al frente, pero que se haga la donación porque ya era miércoles y ya estaba el cuerpo de mi hijo, se estaba deteriorando y, por ende, lo que iba a donar también se deteriora”.  

En su desesperación hicieron muchas llamadas. Entre ellas hubo una a Radio Metrópoli, para pedir la intercesión y que el Ministerio Público de “Jalos” liberara los procesos y así pudieran cumplir con los requisitos para que los dejaran donar los órganos de su hijo. Al final, tras cuatro días, pudieron hacerlo. 

Álvaro donó sus dos riñones, su hígado, su corazón y dos córneas gracias a que su familia no desistió y salvó la vida de cuatro personas y mejoró la calidad de dos más. 

Esta es una muestra de lo que pasa en Jalisco cuando sí se quiere donar: decenas de órganos y tejidos pueden salvar vidas, pero debido a la burocracia, sólo se quedan en las buenas intenciones de las familias que dicen sí, porque al final los órganos son enterrados o cremados. 

¿Qué está fallando en el Estado que no se puede realizar la procuración de órganos con más agilidad? ¿Qué está pasando en Jalisco que provoca que las familias desistan de donar y las personas mueran en espera de un órgano?

Eso se lo cuento mañana.


Rocío López Fonseca