Más que dulce: el caramelo se reinventa en su Día Mundial
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“A nadie le amarga un dulce”

Como bien dice el refrán, “a nadie le amarga un dulce”, y de eso ya se dieron cuenta nuestros antepasados que, lejos de amargarse, ya improvisaron hace más de 3.500 años los primeros caramelos a base de miel y frutos.

Nada que ver, sin embargo, con las sofisticadas golosinas que nos incitan a “pecar” actualmente, en un mundo donde el azúcar es uno de los ingredientes más denostados. Una lucha contra la que la industria ha tenido que combatir con su versión más saludable y exclusiva, y parece que sin perder la batalla.

  • Asociado en un principio a ciertos rituales y después a la medicina, su consumo estuvo relacionado durante un tiempo, también, con la infancia. Sin embargo, ya nadie duda que el caramelo ha sido y será el compañero indiscutible de cualquier fiesta, capaz de provocar unos segundos de placer a cualquier edad.

Y para celebrar que sigue siendo uno de los alimentos más queridos, es por lo que se celebra el 4 de noviembre el Día Mundial del Caramelo.La democratización del ‘canna melis’.La palabra caramelo procede del latín ‘canna melis’, o caña de miel. Y de hecho ese fue el ingrediente principal de estos primeros dulces, cuyo origen se remonta a la antigüedad.

Se sabe que en el antiguo Egipto ya calentaban miel que mezclaban con frutos secos para ofrendar a los dioses y que las antiguas civilizaciones que habitaban la India hervían caña de azúcar para hacer porciones individuales que luego repartían.

Más que dulce: el caramelo se reinventa en su Día Mundial

EFE/ Nahia PeciñaFoto de Customerbox-unsplash

No fue, sin embargo, hasta el siglo XV, con la comercialización del azúcar, cuando pudimos disfrutar de los caramelos tal y como los conocemos hoy en día.

Privilegio para unos pocos, dado su elevado coste, los farmacéuticos introdujeron después hierbas capaces de aliviar algunos males, y se transformaron en rudimentarios fármacos.

Hubo que esperar al siglo XIX, con la Revolución Industrial, para que se convirtieran en un artículo de consumo masivo. De todas las formas y colores. Fue entonces cuando surgieron las primeras marcas, que empezaron a experimentar con diferentes texturas y sabores, y surgieron los caramelos duros, gomosos, masticables y rellenos.

En 1864, una empresa de Lancashire comercializó los primeros caramelos de goma, los famosos ‘Jelly Babies’, que todavía se venden hoy en día.

En 1922, la marca alemana ‘Haribo’ lanzó su célebres ‘ositos’ de colores, y en 1958, el empresario catalán Enric Bernat, creó uno de los más famosos inventos españoles, el ‘Chupa-Chups’, una bola de caramelo pinchada en un palo, que en palabras de su creador es “como comer caramelos con un tenedor”.

Eran los “tiempos dorados” del caramelo. Se multiplicó la oferta y se convirtieron en protagonistas de fiestas de cumpleaños y de eventos como ‘Halloween’, donde son una de las alternativas del famoso “truco o trato”.

Consumo sin remordimientos.

Desde hace algunos años, la industria de los caramelos enfrenta sin embargo importantes desafíos relacionados con la salud y la sostenibilidad.

Su elevado aporte calórico -100 gramos de golosinas aportan alrededor de 350 kcal- a base de azúcares simples ha forzado a las marcas a ofertar una gama de golosinas saludables que van desde los caramelos con azúcares reducidos hasta los ricos en fibra, pasando por los enriquecidos con vitaminas y minerales.  

En el plano de la sostenibilidad, las empresas buscan también la sustitución de envoltorios de plástico por otros biodegradables. O la creación de caramelos sin ingredientes artificiales para un consumidor cada vez más consciente del impacto ambiental.

“Gourmet” y exclusivos.

Más que dulce: el caramelo se reinventa en su Día Mundial

EFE/ Nahia Peciña

Y si la gama de los caramelos “comprometidos” ha crecido, también lo han hecho otras variedades que se presentan como “gourmet” para los clientes más exigentes, experiencias culinarias que ofrecen una combinación de sabores, texturas y presentaciones únicas. Son los llamados caramelos de "autor", donde la creatividad del chef se refleja en cada pieza, creando experiencias memorables para el consumidor.  

Capítulo aparte merecen también los dulces personalizados. Algunas confiterías ofrecen la posibilidad de crear sabores exclusivos o empaquetados para eventos especiales, dotándolos así de un toque de exclusividad que los hace únicos.

Renovarse o morir.

De una manera u otra, lo cierto es que la industria ha sabido adaptarse a las necesidades del momento y el futuro parece que pasaría por las combinaciones de sabores más atrevidas (dulce + ácido y sabores frutales exóticos) así como productos que juegan con la textura (capas, contrastes), según se desprende de un estudio elaborado por la consultora Data Bridge Market Research.

Lo que sea con tal de seguir consumiendo este producto que activa la liberación de dopamina, generando una sensación de placer y bienestar, a veces tan necesaria.

Y si no, vayamos a los tiempos de pandemia, cuando el 43 % de los españoles reconoció haber consumido más caramelos que en años anteriores. Objetivo: calmar la ansiedad, o “chute” de placer; a lo peor los dos, pero lo que sea para no amargarse. 

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