El lento y largo proceso de identificación de las víctimas de los atentados de Bruselas tiene en vilo a muchas familias que, dos días después, siguen recorriendo hospitales y buscando desesperadamente información de sus seres queridos.
"Cuando llamo a los hospitales me dicen que no tienen a pacientes sin identificar, pero la policía me dice que hay pacientes sin identificar en hospitales de todo el país", explicó al diario británico The Times Charlotte Sutcliffe, la mujer del británico David Dixon, un informático que lleva 10 años viviendo en Bruselas.
Su familia no sabe nada de él desde que les envió un mensaje asegurando que estaba bien tras el estallido de dos bombas en el aeropuerto. Se sospecha que luego entró en el metro, donde estalló la tercera bomba.
Sutcliffe explicó que había una larga cola para proporcionar a la policía todos los datos de los desaparecidos, desde el historial médico y dental a la ropa que llevaban.
Otro ejemplo de lo que está ocurriendo es el de la pareja estadounidense Justin y Stephanie Shults, de los que no se sabe nada desde que dejaron a la madre de ella en el aeropuerto de Bruselas.
Sus familias recibieron un aviso del departamento de Estado estadounidense asegurándoles que los habían encontrado, pero la alegría se convirtió luego en decepción porque la información era "incorrecta", según escribió en las redes sociales el hermano de Justin, Levi Sutton.
No hay noticias tampoco de los hermanos estadounidenses Sascha y Alexander Pinczowski, que estaban en el aeropuerto hablando por teléfono con un familiar cuando se oyó la explosión. Desde entonces, silencio.
"Estamos buscándola DESESPERADAMENTE"
El balance de víctimas de los ataques al aeropuerto y el metro de Bruselas es de al menos 31 muertos -cifra que sin duda aumentará- y 300 heridos, 61 de los cuales en cuidados intensivos.
Hay gente de más de 40 nacionalidades, una prueba del cosmopolitismo de Bruselas, una dificultad más para identificarlos y un motivo adicional de angustia para los suyos, que a veces están a miles de kilómetros.
Existe una página en Facebook para que amigos y familiares dejen sus mensajes sobre los desaparecidos.
"¿HABÉIS VISTO A ESTA CHICA? Su nombre es ALINE BASTIN, belga, 29 años. Probablemente estaba en el metro", dice uno de los mensajes.
"Estamos buscándola DESESPERADAMENTE -- ¡si tenéis noticias, POR FAVOR señaladlo!".
Por el momento se conoce solamente la identidad de tres muertos. Se trata de la peruana Adelma Tapia, de 37 años, que estaba en el aeropuerto con sus dos hijas gemelas y su marido belga, esperando un avión para viajar a Nueva York.
Las niñas, de 3 años, fueron a corretear por el aeropuerto con su padre, y ella se quedó cerca del lugar donde estalló una de las bombas, que acabó con su vida e hirió a una de las muchachas.
Además, hay dos muertos belgas: Leopold Hecht, un estudiante de derecho de la Universidad Saint-Louis de Bruselas, y Olivier Delespesse, un funcionario de la Federación Valonia-Bruselas.
"Era un buen estudiante, siempre en primera fila", explicó a la AFP Naji Masri, un compañero de universidad de Hecht.
Se sabe igualmente de una mujer marroquí muerta y "muy probablemente" de una italiana, según el gobierno de su país.
Entre los heridos hay alemanes, españoles, portugueses, franceses y británicos, entre otras nacionalidades.
Como la del británico Dixon, abundan las historias de víctimas que podrían haber entrado en el metro tras avisar a sus familias de que habían sobrevivido a los atentados del aeropuerto.
Christian Melot, el jefe de servicio de urgencias del hospital Erasmo de Bruselas, explicó uno de los casos que más le ha han marcado, el de un hombre joven con heridas graves que llegó al hospital.
Ese día su madre le había llamado para decirle que había un atentado en el aeropuerto y que no tomara el metro. "Y él dijo 'Pero esto pasa en Zaventem, no tiene que ver con el metro'. Luego lo tomó y resultó herido en la explosión en la estación de Maalbeek", explicó Melot.
"Un cúmulo de circunstancias realmente increíble pero desgraciadamente es lo que le pasó", lamentó.