Gobierno brasileño deberá hacer ajuste fiscal para sanear cuentas: expertos
Fotografía: Alan Santos - Xinhua




Río de Janeiro, Brasil.

El nuevo equipo económico del gobierno brasileño deberá promover un ajuste fiscal de unos 300 mil millones de reales (80 mil millones de dólares) para sanear las maltrechas cuentas públicas del país y dejar la actual situación de déficit primario y tener superávit, según afirmaron economistas a Xinhua.

Para 2019, se espera que Brasil tenga un déficit primario de 132 mil millones de reales (35 mil 200 millones de dólares), equivalente al 1.8% del Producto Interno Bruto (PIB). Para los expertos, únicamente un superávit primario superior al 2 por ciento del PIB será suficiente para controlar la deuda bruta, considerada un importante indicador de la calidad de las cuentas públicas y muy analizado por las agencias de clasificación de riesgo en la evaluación de las notas de crédito de los países.

"Por mis cálculos, son cerca de 300 mil millones de reales que el gobierno deberá ajustar para poder arreglar los números. Es una tarea muy complicada y compleja y no está nada claro que se consiga", explicó a Xinhua el economista del Instituto Ibmec Ricardo Macedo.

Desde 2014, la economía brasileña ha ido encadenando déficits, lo que provocó un aumento considerable de la deuda del país e hizo que Brasil perdiera su grado de inversión, en 2015.

A día de hoy, los analistas consideran que si todas las medidas de ajuste fiscal prometidas se cumplen, la estabilización de la deuda sólo ocurrirá a mediados de la próxima década, sobre el 2025. "Necesitamos una sacudida fiscal muy grande. No será apenas una medida que hará que el ajuste fiscal funcione. Hay que cambiar muchas cosas",agregó Macedo.

El tamaño del ajuste fiscal necesario queda evidente cuando se compara con otros gastos del gobierno. El ajuste fiscal que deberá hacer el gobierno es 10 veces el presupuesto anual del famoso programa de asistencia Bolsa Familia, por ejemplo.

"Si no se logra poner orden en la cuestión fiscal, la percepción del riesgo con Brasil tenderá a empeorar, lo que puede dejar la retomada del grado de inversión todavía más lejos. A lo largo de la campaña, el presidente Jair Bolsonaro prometió acabar con el déficit en su primer año de gobierno. De hecho, según los economistas, el desempeño fiscal de este año no dependerá de las medidas fiscales más estructurales. La agenda es larga y tardará en implantarse", comentó Octavio Amorim, economista de la Fundación Getulio Vargas (FGV).

Amorim avanza que para lograr el ajuste fiscal, "se necesitará no subir anualmente el salario mínimo, evitar cualquier aumento para el funcionalismo público y acabar con las renuncias fiscales que gozan varios sectores, además de cortar beneficios sociales".

"Revistar los gastos del gobierno es imprescindible, ver donde hay fraudes. Pero la parte estructural, lo que causa el desequilibrio, es la baja edad de jubilación que hay", explicó Amorim.

Según él, la expectativa es que el gobierno mande al Congreso su propuesta de reforma de la Seguridad Social en febrero, aunque es una incógnita saber si logrará aprobarla.

"Con los recortes y ajustes prometidos, el gobierno sí que puede lograr un ahorro considerable en los próximos años. Es algo que puede hacerse, pero será duro lograrlo", comentó el economista.

Para Macedo, "cerca del 90 por ciento del presupuesto del gobierno es fijo, difícil de retirar, lo que limita el margen de maniobra del gobierno para cortar gastos en períodos de necesidad. El crecimiento de los gastos siempre fue muy robusto, independientemente del gobierno. Era algo insostenible, incompatible con la riqueza que el país produce, que es el PIB", comentó.

Anteriormente, la estrategia del gobierno era siempre aumentar impuestos para lograr más recaudación y compensar los gastos. Esta fórmula sin embargo, ya no funciona más, y ahora hay que empezar con los gastos, que es lo que más compromete el déficit primario", finalizó el economista.